"Yo fui un productor pero laburo en equipo... Si yo como productor los contrato a los directores y confío en ellos para que nos dirijan, no puedo ir yo después a marcarles a ellos. Hay cosas que realmente no estaba de acuerdo cómo las hacían, pero me callaba la boca. Cuando vi, vi que tenían razón ellos".
El proyecto había comenzado hace cuatro años, como una loca idea que fue tomando forma hasta inundar las salas locales. En el medio, Listorti y su esposa Mónica González, que ya eran papás de Franco (4), tuvieron a Bruno (6 meses). Feliz por los resultados de ese proceso, José María bromeó durante el mano a mano con Ciudad.com: “Me dejé el pelo largo para que me quede este mamarracho. Ja, ja. Pero bueno, era fundamental”.
-¿Te gustaría dejarte el pelo largo?
-No. Mirá y compará. Esto no es una maravilla tampoco, pero comparado con eso… A mi mujer le gusta todo, pobre. Está enamorada. Ella me daba las ampollitas para que me cuide el pelo, para que no se me sequen las puntas, las cremas de enjuague. Era todo un trabajo. Ahora es más fácil, agarro, me peino el jopo para arriba y ya está. Ahora es más fácil. Antes, con el desenredante era un despelote.
-Si bien el año pasado no trabajaste, hiciste una gran apuesta porque produjiste Socios por Accidente, con socios, pero el riesgo es tuyo…
-Sí. Me encanta ese riesgo. Después de trabajar 21 años en televisión, necesitaba otra cosa y esto de producir y actuar la película, haber estado también en el guión, me abrió la cabeza desde otro punto. Conocí un lenguaje totalmente distinto como es el cine, que me encantó conocer. La gente piensa que el cine y la televisión es lo mismo, y es todo lo contrario. No se parecen en nada. Lo aprendí ahora, eh. Yo pensaba lo mismo, que para hacer una película bastaba con hacer un sketch largo y listo. No es así, nada que ver. Lejos de la realidad. Es una película que tardamos tres años en escribirla, van a ver un guión que es sólido, que pasan cosas. La gente se va a encariñar con los personajes. No es nada más que una sucesión de chistes. Es una película que tiene un comienzo, un nudo y un desenlace. Tiene un factor artístico que es el lugar, que son las Cataratas del Iguazú, donde se van a ver cosas maravillosas, tomas aéreas de las Cataratas, de la selva. Porque nuestros persnajes, el de Pedro y el mío, se pierden en la selva, por eso son Socios por accidente. Yo soy muy torpe y él es un agente de Interpol, y tengo que depender de él para vivir y él depende de mí porque tengo una clave que tengo que saber. Van a ver una gran comedia para toda la familia.
-Si bien tenés un personaje cómico, un poco chamuyero, el traductor ruso se cree lo que dice…
-Sí. Bueno, eso fue un laburo de los directores. Todo el tiempo nos tenían atados, porque nosotros con el lenguaje televisivo, queríamos ir para el lado de la tele y ellos nos decían que no. Decían que se nos veían los hilos, que se perdía la magia de la película. Si yo hago un chiste fuera de lugar se pierde la película y la gente se desencanta, y se rompe el código cinematográfico. Y la película pasa a ser un sketch, y es lo que no queríamos. Ni nosotros ni los directores.
-Competís en la cartelera con Bañeros 4…
-Te corrijo. No es competencia. La competencia en la tele sí, porque en la tele no podés ver a la vez dos programas de televisión. La gente no puede ver ShowMatch y Avenida Brasil a la vez, tiene que elegir. En el cine, puede elegir ver las dos películas, un día una y otro día otra. No hay competencia, y ojalá que nos vaya bien a los dos.
-¿Fue una decisión de la distribuidora que coincidan en cartelera? ¿O fue casualidad?
-Nosotros cuando empezamos a crear y a rodar la película, no sabíamos de la existencia de Bañeros 4. No sabíamos que iba a existir, nosotros nos enteramos de Bañeros 4 en enero o febrero, y ya teníamos todo armado para la salida el 17 de julio. Nosotros no modificamos nada.
-Si la película tiene el éxito que se espera, ¿le agarrase el gusto a la producción, dirección y actuación en cine como para seguir adelante?
-Dirección, no. No me da la cabeza para dirigir una película. Tenés que estudiar para hacer eso. Ahí es donde yo no quiero hacer berretadas y no me quiero subir a un caballo que no me tengo que subir. Para hacer y dirigir cine hay que estudiar, que es lo que hicieron nuestros directores, para hacerlo bien. Para hacerlo mal, no hace falta hacer nada. Pero sí, obvio que de acá hasta que me muera voy a hacer muchas películas. Me encantó verla, me divertí mucho y ojalá que pueda ser un éxito.
-¿Cómo fue trabajar con Pedro Alfonso?, que es tu amigo, pero que de alguna forma vos eras su jefe…
-No, jefe no (risas). Esa es la diferencia. Yo fui un productor pero laburo en equipo. De hecho en la filmación no me metí, durante el rodaje no me metía porque ya estaban contratados los directores para que nos dirijan. Si yo me pongo a decir "esto no va", no tiene sentido. Si yo como productor los contrato a los directores y confío en ellos para que nos dirijan, no puedo ir después a marcarles a ellos. Hay cosas que realmente no estaba de acuerdo cómo las hacían, pero me callaba la boca. Y después cuando vi, vi que tenían razón ellos. Ibamos a empezar un debate en el medio del rodaje que no tenía sentido. Yo por momentos no sabía que estaba haciendo, me decían “ponete acá, vamos a hacer esto”. Y yo trataba de imaginarme qué estábamos haciendo. Después cuando vi la película dije claro, me hizo el insert de acá, para que después aparezca de acá. Eso es porque ellos saben.
"¿Si estamos buscando la nena? ¡No! Yo no. No sé ella. Por ahora no. Pero, como siempre ganan las mujeres, no sé qué va a pasar. Yo el tercero, por ahora, no quiero. Vamos a ver qué pasa más adelante".
-Participás en ShowMatch como cómico, donde a la vez convive lo que alimenta Este es el show, como es el baile, el escándalo. ¿Qué es lo que te gusta más a vos?
-El secreto de ShowMatch es justamente que conviva todo. Que convivan los virtuosos, no voy a nombrarlos a todos porque ya lo saben, pero son Maximiliano Guerra, Mora Godoy, Eleonora Cassano, Hernán Piquín, Laura Fidalgo... Y que convivan también los que no son virtuosos, el humor, el escándalo, la polémica. Me parece que el secreto de ShowMatch es ése, que no es nada más un programa de humor, no es nada más un programa de baile, de polémica. Es todo junto. A mí me gusta que esté todo equilibrado, que esté un día como el de Anita Martínez y el Bicho Gómez, que fue maravilloso. Hay días que son tensos, que hay mucha pelea, donde también desde el punto de vista del espectador uno diga "¿qué pasó? ¡Se pelearon! ¿Qué le dirán? Uh, qué mal que estuvo. ¡Qué bueno!". Genera debates, cosas. A mí maravilla eso de ShowMatch, que después de 24 años, sigue sorprendiendo.
-Estás felizmente casado con Mónica González, tenés a Bruno y a Franco, ¿ya cerraron la fábrica?
-Yo la cerré, pero mi mujer a los 15 días del nacimiento de mi hijo menor, de Bruno, me dijo: "¿Cuándo vamos a tener otro?". ¡A los 15 días!
-¿Están buscando una nenita?
-¡No! Yo no. No sé ella (risas). Por ahora no. Pero, como siempre ganan las mujeres, no sé qué va a pasar. Yo el tercero, por ahora, no quiero. Vamos a ver qué pasa más adelante.