A pesar de la derrota contra Alemania, la hinchada argentina se volcó a las calles para celebrar la garra del equipo y el logro de haber llegado a la final de un Mundial después de 24 años.
A la salida del estadio Maracaná, en muchas provincias como Mendoza y Catamarca, y en el Obelisco, la gente se sumó a la pena, pero también al orgullo. “Siento alegría, por más que no trajimos la Copa siento alegría porque dejaron todo”, decía uno de los entrevistados por TN desde el centro porteño, donde flameaban las banderas argentinas.
En el Maracaná, un padre con dos hijos les enseñana una lección. "Yo les digo a ellos que lloren todo lo que necesiten pero que si los jugadores hicieron un trabajo digno en la cancha, hay que apoyar. No hay que apoyar sólo cuando se gana. Mañana hay que ir a recibirlos", comentó frente a los dos adolescentes que tenían lágrimas en los ojos. Uno de ellos, además, destacó la alegría del momento vivido: estar en Brasil viviendo una final del mundo.
Cierta emoción está intacta.