Nicolás Vázquez no pudo contener las lágrimas cuando terminó el debut de uno de los trabajos más importantes de su carrera.
Protagonista de Stravaganza Tango con Melina Greco, el actor de Mis amigos de siempre admite que tomó como un halago el llamado de Flavio Mendoza para ser parte de su nuevo tanque teatral, al tiempo que destaca que sin apoyo nada sería posible.
"En el saludo final me quebré bastante, lloré. Y no creo que sea la única vez que me vaya a pasar porque el espectáculo es muy sensible y la energía que hay con todos los que laburan es muy fuerte, realmente".
En charla exclusiva con Ciudad.com desde su camarín, Vázquez menciona varias veces la palabra respeto y le dedica especiales elogios a Gimena Accardi, su pareja desde hace siete años y concubina. Es que, como admite con humor, “¡si después de todo este tiempo no estuviera conviviendo, me habría quedado solo hace rato!”.
-¿Cómo viviste el debut de la obra?
-Con mucha emoción, fue un halago que me hayan llamado. El espectáculo está hecho con una producción impresionante, con un equipo increíble, con un grupo de artistas mejor que el otro y para mí era un desafío porque es un personaje distinto a lo que estoy acostumbrado a hacer.
-¿De qué se trata la historia?
-Tiene que ver con contar una historia de amor. Es un personaje que me resultaba muy difícil, un desafío, porque es sumamente romántico y también tiene cosas que tienen que ver con el baile y vuelos. En la obra hay agua y 35 personas en escenas más los músicos. Es un espectáculo de una magnitud impresionante.
-¿Cómo es la relación con Flavio Mendoza? ¿Te dio consejos, te ayudó?
-El es una persona muy humilde, me sentí cómodo todo el tiempo, que es lo más importante para mí. Flavio nunca hace una pared entre actor y director. Sería raro que pase porque él; al ser bailarín y actor, está acostumbrado a estar de este lado y hace todo muy fácil. Tiene una gran humildad y talento. Está todo el tiempo presente hasta en el mínimo detalle. Cuándo elije a la gente, los elije como profesionales pero también como personas.
-En el debut también estaba Gimena, tu pareja, que te dio un gran abrazo cuando terminaste...
-Sí. Para mí es importantísimo que ella me acompañe siempre en todo. Somos muy compañeros y nos ayudamos mutuamente. Fue muy emocionante, estuvo ahí con otros amigos. Ayer fue una locura la función, la gente se paraba a aplaudir en cada final de cuadro y gritaba "¡bravo!". El final fue un saludo con todo el público parado tipo resorte. No dudaron un segundo en pararse.
-¿Y qué sentiste en ese momento?
-Te imaginarás de cómo soy yo de sensible que me quebré. Bastante me quebré... Y no creo que sea la única vez que me vaya a pasar, porque el espectáculo es muy sensible y la energía que hay con todos los que laburan realmente es muy fuerte.
Sobre la pelea de Cabré y Heredia en Mis amigos de siempre: "¿Cómo están las cosas? Es algo muy íntimo y no tenemos por qué informar. Cuando hay mala onda o algo en el medio que afecta al laburo, obvio que me voy a tirar a conciliar. Para mí es tema cerrado ya".
-¿Cómo te llevás con las críticas?
-Imaginate lo amplio que soy que trabajé dos semanas antes de empezar a ensayar con Cristian Grassi, un excelente coach que me ayudó a preparar este personaje. Vimos de qué modo iba a cantar y también estudié canto. Pensamos todos los detalles. Soy un tipo muy abierto, me encanta crecer y aprender, y acá me está pasando esto, no sólo como artista sino como persona. Después la mirada de cada uno es muy subjetiva. Pero mientras sea con respeto, siempre me va a caer bien. Eso exijo como persona, que haya amor y respeto.
-Hablando de eso, vos fuiste como un mediador en la pelea que tuvieron Nicolás Cabré y Gonzalo Heredia en Mis amigos de siempre. ¿Cómo están las cosas ahora?
-Es algo muy íntimo cómo están las cosas ahora... Está en la cocina de nuestro laburo y no tenemos por qué informar. Lamentablemente a veces se cuela algo de la cocina, y se vuelve todo más complejo porque no está bueno que el público sepa eso. Pero yo no soy conciliador solo en esa situación en particular. Me gusta trabajar en armonía, con mucho respeto y no me gusta cuando no es así. Cuando tuve que conciliar, concilié, y otras veces ni tuve que hacerlo porque fue una situación personal que a mí personalmente no me gustó. Si se me falta el respeto también me vas a escuchar. Cuando tengo que poner las cosas sobre las mesa, las pongo.
-Más allá de eso, ¿cómo te sentís vos en la tira?
-Este es un programa donde yo me llevo muchos amigos. Lo que más disfruté fue el equipo, y cuando digo el equipo es sin desmerecer a los técnicos, directores y demás. Conocí gente que no conocía y que me llevé de puta madre. Con Gonzalo nunca había laburado y lo amé. Tenemos una forma de laburar muy parecida. También me encontré con amigos, como Emilia Attías y Manuela Pal. Es un trabajo, no todos somos amigos, pero tratamos de pasarla lo mejor posible. Tampoco hay que obligar a que la otra persona sea como uno, no todos somos iguales. Cada uno es como le gusta ser. Pero sí exijo respeto, porque yo lo doy. Cuando hay mala onda o algo en el medio que afecta al laburo, obvio que me voy a tirar a conciliar. Para mí es tema cerrado ya.
-¿Cómo la convivencia con Gimena?
-Estamos juntos hace siete años. ¡Si ya no convivimos, me hubiera quedado solo hace rato! Ahora estamos más cerca porque ella hace la obra Dos pícaros sinvergüenzas, con Francella y Suar. Estamos a una cuadra, entonces yo termino un poquito más tarde y ella se viene al teatro. Ahora nos viene mejor estar así, que estamos a una cuadra.
"Con Gimena somos muy compañeros y nos ayudamos. Cada uno está cumpliendo su sueño en lo laboral y en lo personal, estables, eligiéndonos".
-¿Qué planes tienen de ahora en más?
-Te digo la verdad, yo dejo que la vida me sorprenda. Empecé a comprender que planificar es no hacer y que hay que dejar que la vida te sorprenda. Sí ser siempre buena gente, tirar la mejor que vuelve y te pasan cosas como las que nos están pasando profesionalmente y personalmente. Cada uno está cumpliendo su sueño, laburando de lo que le gusta y en estos espectáculos tan grosos. Y en lo personal, seguir como pareja bien, estables, eligiéndonos. ¿Qué más se puede pedir? Ya con eso estamos felices. Más que suficiente.