La dulce e ingenua Ivana de Avenida Brasil, esa que cautivó al público con su amor incondicional por Max, su marido que no paró de engañarla, maltratarla y humillarla a lo largo de la historia que actualmente es furor en Argentina (y ya lo fue en Brasil y decenas de países alrededor del mundo), está en Buenos Aires.
"Ivana está viviendo 'el despertar de la tonta' en Argentina. Era un momento que yo esperaba con mucho cariño. Ivana es una buena persona, no merecía nada de esto. A pesar que a veces es tan tonta que nos irrita".
Ciudad.com tuvo el placer de encontrarse con (38), la actriz que intepretó a la hermana de Tifón en la novela. Súper amable, cálida y con una dulzura que recuerda a su Ivana, la actriz nos recibió en el marco de su visita a Buenos Aires por el Cine Fest Brasil (del 5 al 11 de junio en Cinemark Palermo). En el evento, Leticia presenta su película y en su cómodo hotel de Recoleta charló con la prensa.
- ¿Cómo vivís en tu visita a Buenos Aires el éxito de Avenida Brasil?
- Me hablaron que en Argentina Avenida Brasil es furor. Y lo comprobé cuando fui a comprar alfajores a una tienda para llevar de regalo. La señora que me atendió se quedó y me dijo '¿sos la de Avenida Brasil?,' y yo dije 'sí', y ella me decía '¡no! ¿No me estás mintiendo?'. Yo le repetía que no... Algunos no me reconocen porque estoy diferente físicamente.
- ¿Cómo fue para vos la experiencia laboral en la novela?
- Aparte del placer que fue hacer el trabajo, fue un antes y un después en mi carrera. Creo que a todos nos ocurrió eso, mismo a los que ya eran actores reconocidos. Llegaron a un lugar de popularidad y amor del público que fue muy especial. Artísticamente para mí fue muy fuert. Fue una experiencia artística muy profunda. Poder hacer una obra artística fuerte de esta índole fue una oportunidad muy especial.
"Ivana va a encontrar el amor. No era lo que yo quería para ella, el tipo también es un vago. Mejor que Max es porque es una buena persona, pero sigue con el patrón".
- Contame cómo fue para vos realizar el casting para Avenida Brasil, viniendo del teatro y no siendo tan reconocida como muchos de tus compañeros (Murilo Benicio, Débora Falabella, entre otros).
- Soy una actriz que viene del teatro y hace 18 años que tengo mi compañía. No conocía a nadie de este equipo y entré por un casting. La prueba era una escena de amor con Max (Marcello Novaes) hablando con esa vocecita como de bebé. Hice el casting en San Pablo y dos meses después me llamaron para decirme que había sido elegida. Yo ya había pensado que no me habían elegido, que ya tenían a alguien. Fue una sorpresa muy buena, muy especial.
- ¿Es cierto que buscaban a una "gordita y fea" para hacer de Ivana y de repente quedaste vos, que no tenías mucho que ver con ese fisic du rol?
- Fue muy gracioso porque el primer día que fui a filmar conocí a Marcello (Max) y él dijo '¿vos vas a ser Ivana? Pero, ¡es extraño! En la sinopsis ella es gorda y fea'. Yo no tenía la sinopsis y pensé 'bueno, yo soy la gorda y fea', pero si es lo que hay que hacer, lo voy a hacer.
- En estos momentos culminantes de Avenida Brasil en Argentina, a Ivana se le descorrió un poco el velo de los ojos y está dándose cuenta cómo es realmente Max. ¿Cómo lo vivís?
- Ivana está viviendo "el despertar de la tonta" en Argentina. Era un momento que yo esperaba con mucho cariño. Ivana es una buena persona, no merecía nada de esto. A pesar que a veces es tan tonta que nos irrita. En la trama fue muy bonito de parte del autor poner el núcleo más oscuro en un contexto de humor y de una familia que es muy dulce. Son un poco estúpidos pero muy dulces. Es un mensaje bonito de la novela, de la fuerza de la familia, la base, la estructura. Ivana y Tifón son muy parecidos, son muy ingenuos, buenas personas, fueron engañados y estamos juntos en esto. Yo le decía a Murilo (Benicio), el actor que hace de Tifón, que nosotros éramos los buenitos de la historia. Tifón de todos modos se queda un poco pensando en Nina (Débora Falabella), es decir, hay una especie de traición aunque sea mental. En cambio Ivana, ni siquiera.
- ¿Hay posibilidad de que Ivana encuentre el amor en otro hombre?
- Sí. Ivana va a encontrar el amor. No era lo que yo quería para ella, el tipo también es un vago. Mejor que Max es porque es una buena persona, pero sigue con el patrón. Dicen que las mujeres repiten el patrón del padre y Leleco (Marcos Caruso) es un vago.
"Cuando estaba empezando la novela tuve una reacción alérgica a un medicamento. Estuve cinco días internada, casi me muero. Cuando empecé este trabajo no esperaba nada de la vida. Pensaba 'no me morí, ¿a quién tengo que servir?' y de repente estaba en medio de la mejor novela de los últimos veinte años. Fue una bendición. Yo pensé 'me morí y estoy en el cielo'".
- ¿Te hiciste amiga de tus compañeros?
- Sí, yo quedé muy amiga de Eliane Giardini, que es la que hacía de Muricy, mi madre. Nosotros a veces nos encontramos en su casa, tomamos un vino, charlamos. Nos hicimos muy cercanas. Termina siendo como una segunda familia porque trabajamos mucho tiempo juntos durante un año. En ese momento nos veíamos más que con nuestras familias. Además tuvimos la suerte de tener una identificación entre nosotros, no siempre pasa.
- ¿Qué nos podés contar de Jorgito, quien hacía de tu sobrino en la novela?
- ¡Era mi sobrino, qué voy a decir! ¡Brillante! Es perfecto, realmente. Es una injusticia de Dios, le dio todo a uno y nada a otros. Es perfecto, es impresionante. Es muy dulce y un compañero de trabajo muy bueno. El personaje de Rita también es muy interesante porque es distinto que en otras novelas. La heroína es compleja en este caso. Débora Falabella es , de Minas Gerais, y es más calladita y quieta, pero también es una óptima compañera.
- Contanos un poco más de vos. Sé que te gusta mucho la comedia. ¿También la aplicás a tu vida?
- Me gusta mucho la comedia, sí, y últimamente estoy muy enamorada del género tragicómico. Creo que es un mecanismo político muy potente, a todos les gusta. Se pueden hacer críticas y las personas lo van a escuchar. Me tomo también la vida con mucho humor, un poco demás.
- ¿Es cierto que al comenzar la novela estuviste internada al borde de la muerte?
- Sí. Cuando estaba empezando la novela tuve una reacción alérgica a un medicamento. Estuve cinco días internada, casi me muero. Cuando empecé este trabajo no esperaba nada de la vida. Pensaba 'no me morí, ¿a quién tengo que servir?' y de repente estaba en medio de la mejor novela de los últimos veinte años. Fue una bendición. Yo pensé 'me morí y estoy en el cielo'.
- Con respecto al amor, ¿estás en pareja, cierto?
- Tengo un compañero y convivimos, todo óptimo, todo perfecto.
- Leí por ahí que odiás la vocecita infantil que hacía Ivana y que no lo hacés nunca con tu pareja.
- Así es. Odio la voz infantil esa, me pone loca, no puedo decirle así a él. Pero muchas mujeres me paraban y me decían '¡yo hablo así con mi marido!' y yo les decía 'no hagas eso, ¡te va a cornear como Max!'.
- ¿Qué le decís al público de Argentina que está expectante por el final de Avenida Brasil?
- A la gente le digo que se quede mirando hasta el final. El último capítulo es muy lindo, el final de Carminha (Adriana Esteves) es muy poético. Ni siquiera nosotros lo esperábamos porque cada uno tenía escenas secretas, así no se filtraban a la prensa. Fue una sorpresa y estábamos todos muy emocionados. Ivana va a tener su final feliz, no era lo que yo quería para ella pero bueno... ¡Miren el final que vale la pena!