Las 11 horas en el sector de migraciones del aeropuerto internacional de Ezeiza fueron dramáticas y angustiantes para Wanda Nara, quien se retiró entre llantos en plena lluvia torrencial, sin hacer declaraciones. El problema, resuelto provisoriamente, fue que Costantino, su segundo hijo, tenía el pasaporte italiano (nació en aquel país) vencido desde febrero, y por ende necesitaba la autorización del padre para ingresar a la Argentina.
Rodeada por decenas de periodistas, camarógrafos de televisión y fotógrafos, la modelo se retiró raudamente junto a su inminente marido Mauro Icardi y los chicos. "Me están haciendo mal", protestó Wanda ante el asedio de la prensa.
Algunos cronistas denunciaron en vivo en sus respectivas transmisiones que el delantero de Inter se abrió dando patadas a periodistas con dos de los nenes en brazos.
Según aseguró Ana Rosenfeld en diálogo con América Noticias, el conflicto se destrabó debido a que Manuel Beccar Varela, abogado penalista de Maxi López, tenía un poder otorgado por el ex goleador de River, quien ni bien fue anoticiado de lo ocurrido (según confirmó Ciudad.com estaba en pleno vuelo a Miami con su nueva novia) le dio el OK para que solucionara el inconveniente. Y todos contentos. ¿Todos contentos?