Enfundada en el traje que catapultó a la fama a tantos cronistas de Caiga Quien Caiga (miércoles 23.15 por El Trece), Martina Soto Pose (28) no pierde la feminidad. Desde hace cuatro años, ella es la única mujer dentro del staff de noteros del programa y se ganó su lugar a fuerza de una inteligente picardía, que hoy ya se transformó en su marca registrada.
"Vivimos en un medio machista. No es algo que siento constantemente pero sí lo siento, tenés que ganarte el lugar con un prurito más por el hecho de ser mujer".
Inquieta por naturaleza, al finalizar sus estudios de locución en el ISER y periodismo en TEA, agarró sus valijas y se fue a vivir durante seis meses a Estados Unidos. A su regreso, mientras buscaba trabajo en alguna disquería, el destino la puso frente a frente con su gran oportunidad: un amigo le avisó que buscaban un reemplazo para la locutora de Un Mundo Perfecto y ella no dudó.
Después, llegaría el reality El Octavo Integrante que buscaba un nuevo notero para CQC y a pesar de no haberse consagrado ganadora, la producción la convocó para sumarse al ciclo. Hoy, además, conduce Ustedes Saben Bien en la Rock & Pop y los frutos de su trabajo en la televisión se cristalizan con la nominación a los premios Martín Fierro como Mejor Cronista que obtuvo este año: “Es un re lindo mimo. Si te ponés existencialista, es cierto que hay cosas más importantes en la vida pero fue un reconocimiento. ¡No lo gano ni en pedo! El día que me entero, llego a casa y veo a Bazán en la televisión, en Valparaíso, entre llamas. Y yo a la tarde me había colgado de las lolas de Moría Casán para una nota. Entonces, digo que está claro quién se va a llevar el premio”, le dice entre risas a Ciudad.com.
"Cuando me cruzo con las azafatas del programa de Guido Kaczka, se transforma en el momento más deprimente de la semana. Me siento como uno de los gremlins al lado de ellas".
- ¿Te sentís cómoda en el programa siendo la única mujer?
- Sí, la verdad que sí. Lo que me doy cuenta es de que es un medio machista. Pero, en realidad, vivimos en un mundo machista. Hablo con mis amigas, que no trabajan en televisión o radio sino tal vez en un sanatorio, y tienen los mismos problemas de machismo. No lo sentí tanto al principio porque los dos primeros años de CQC los transité con un poco de inconsciencia. Ahora, que trabajo más tranquila, me doy cuenta en la calle, no en la productora. Es el trato, pareciera que dijeran ‘a ver la minita, qué boludez dice’. No es algo que siento constantemente pero sí lo siento, tenés que ganarte el lugar con un prurito más por el hecho de ser mujer.
- Como espectadora, ¿tenías un cronista de CQC preferido?
- Sí, Clemente Cancela. Es más, me acuerdo que en el octavo integrante me mandaron a un evento con él. Me presento, le pregunto si tiene algún consejo y cuando me está por responder viene a hablarme un productor y me pongo a hablar con él. Entonces, Clemente me toca el hombro y me dice ‘primer consejo, cuando hacés una pregunta, escuchá qué te responden’. En el momento, me morí de la vergüenza, pero después entendí que era el Sensei que estaba repartiendo sus primeras enseñanzas al pequeño saltamontes.
- ¿Sentís que encontraste tu estilo?
- No tengo un personaje, me empecé a soltar y están quedando mejor las notas. Me han dicho que soy igual delante que detrás de cámara porque hago los mismos chistes, hablo de la misma manera. Encontré un poco mi estilo que es bastante acorde a mi forma de ser. Trato de ser siempre buena onda.
- ¿Cuál fue el peor momento que viviste en una entrevista?
- Mis primeros contactos con Aníbal Fernández me ponían muy incómoda porque es muy hábil y yo me fui con dos chistes preparados, pensando que lo terminaba rápido, y me dio vuelta como una media. Me sentí mal, sentí que había quedado como una boba. Después, cuando River ascendió, que fue una locura, los hinchas se me abalanzaban cuando hacían goles. Los primeros actos de Moyano también, ahora tengo re buena onda con los camioneros pero al principio fue complicado.
"Ahora estoy más tranquila pero desde que trabajo en televisión, he desarrollado algunos rasguitos medio fóbicos. Siento que me miran o que me están escuchando".
- ¿Cómo te llevás con la fama?
- Muy mal, no me gusta. Suena muy cliché esta respuesta pero no me considero famosa, sí me pasa que soy conocida. No me molesta que me saluden en la calle o que me pidan fotos. Pero me pone re mal cuando estoy en un semáforo por cruzar la calle y tengo al lado una señora que me mira o me señala. Y ya te ponés paranoica, sentís que te miran cuando vas a cenar. En ese aspecto, no me gusta. Sin el traje no me paran tanto, es como Superman, que con el traje tiene la misma cara que Clark Kent pero no lo reconocen. No me gusta eso del cuchicheo, de sentir que me señalan, es la parte que menos me gusta de mi laburo. Antes era de mirar con cara de culo, como diciendo "¿qué te pasa?". Ahora estoy más tranquila pero desde que trabajo en televisión, he desarrollado algunos rasguitos medio fóbicos. Siento que me miran, que me están escuchando, me agarra algo de preservar la intimidad.
- Después de que jugaste a ser vedette en el programa, ¿te llegaron propuestas para hacer producciones sexies?
- Esa fue la única nota en la que lloré, fue patética: Vicky Xipolitakis me dejó en culo y me fui corriendo atrás del telón. Quedó gracioso pero me da vergüenza jugar a ser la sexy. De hecho, me acostumbré mucho a vestirme con el traje de CQC, entonces cuando tengo algún trabajo fuera del programa o ahora que tengo que ir a los Martín Fierro, no sé qué ponerme. O cuando me toca hacer notas un poco más jugadas, no me gusta exponer eso. Siento que no me da mucho el cuero. Siempre cuento que cuando me toca ir al canal y en maquillaje me cruzo con las azafatas del programa de Guido Kaczka, se transforma en el momento más deprimente de la semana. Me siento como uno de los gremlins al lado de ellas. Pero somos dos cosas diferentes, ellas están muy bien en lo que hacen y yo en lo mío. Entonces, no quiero jugar a hacerme la sexy porque siento que no me sale y prefiero usar otras herramientas.
- Varios famosos han jugado a seducirte en cámara, como Luciano Pereyra o Gonzalo Heredia. ¿Te pone incómoda?
- En general, no. Pero sí me pasó con Gonzalo Heredia. A mí me encantaba él, de verdad. En la nota, me “apuraron” con Nicolás Vázquez y Heredia me dio un beso en el cuello. Fue horrible porque pensé "soñe un montón de veces con esta situación pero no había cámaras". Me puse re nerviosa y ahí no me pude poner en un rol y empecé a transpirar. Pero no me pasa tanto y creo que tiene que ver con mi forma de ser. Hay mujeres que juegan más con eso. No te digo que soy medio chaboncito pero yo tengo muchos más amigos hombres que amigas, me llevo mejor con mi hermano que con mi hermana, o sea que intento entrarle a la platea masculina por otro lado.
"Estoy de novia desde diciembre de 2012 con Abel. Estoy muy contenta, convivimos desde septiembre y mi chico es una maravilla".
- ¿Estás de novia?
- Sí. Mi novio se llama Abel y es editor de Cuatro Cabezas. Hasta el año pasado trabajaba en Caiga, ahora edita en MasterChef.
- ¿Cómo vive él esto de que te den besos Gonzalo Heredia y Luciano Pereyra?
- Cuando pasó lo de Luciano Pereyra, los guachos de los compañeros le había pegado fotos con captura del beso en la pantalla de la compu (risas). Pero él la tiene clarísima y trabaja hace más años que yo en el medio. Es más, editó él la nota, ¡y no me dijo nada hasta que yo no le hice un comentario al respecto! No le encanta pero igual después de lo de Pereyra, Heredia y un piquito que le di a Mónica Farro, dije "hasta acá" porque tampoco quería ser la notera que da picos. En un momento eso lo hacía el Pelado López y estaba bárbaro pero no quiero imitar. Además, cuando lo hace una mujer hay otra lectura.
- ¿Hace cuánto estás de novia?
- Un año y pico, desde diciembre de 2012. Estoy muy contenta, convivimos desde septiembre y mi chico es una maravilla.
- ¿Les resulta positivo compartir el trabajo o es contraproducente?
- Entiendo que compartir amor y trabajo pueda ser complicado, pero laburamos en la misma productora en dos cosas diferentes y no nos cruzamos nunca. Él era editor de Caiga y no me lo había cruzado nunca durante dos años, hasta que lo vi en una fiesta de fin de año y bueno… (risas). Está bueno que sea del palo, eso me encanta.
¡Mirá el ping pong (solapa de video) a Martina Soto Pose!