Decenas de familiares, amigos y admiradores asistieron durante todo el domingo al velatorio de Jorge Ibáñez, en el local de la calle O'Higgins 2848 en el barrio de Belgrano.
Ya fueran íntimos o conocidos, o incluso aquellos que han compartido unas pocas vivencias junto al talentoso diseñador, la mueca de dolor en todos ellos fue la misma. Conmoción, interrogantes que nadie podrá responder y tristeza. Sobre todo, tristeza. De esa que cala en lo más hondo del ser.
Ciudad.com acompañó las tristes horas en las que, en la intimidad de la conocida casa velatoria, las figuras fueron acercándose a dar su pésame y acompañar a los familiares más cercanos a Jorge. Un conmovedor escenario que sólo se vio perturbado por el incidente con un cronista de la revista Caras, que quiso fotografiar el féretro, y que casi termina con golpes de parte de Pablo Goycochea, enfurecido al descubrir la situación.
Más allá de este desagradable momento, reinaron -en partes iguales- el silencio, las lágrimas de desconsuelo y -a la vez- las anécdotas más risueñas de lo que fue la vida del talentoso modisto, siempre recordado por su alegría, sencillez y generosidad.