La fuerte discusión de María Julia Oliván y Fernando Cerolini en Intratables (que terminó con las lágrimas de ella y con furiosas frases de él), tuvo su correlato en las redes sociales y en los medios de comunicación en general, donde se generaron varios debates en torno a la polémica.
"Me vino a hablar después del programa, me pidió disculpas y las acepté inmediatamente".
Con el debate instalado, Ciudad.com se comunicó con Oliván, quien dio su opinión sobre estas cuestiones y, además, contó qué pasó después con su compañero de panel.
-¿Pudiste hablar con él después de lo que pasó?
-Sí, me vino a hablar después del programa, me pidió disculpas y las acepté inmediatamente. Terminó todo bien. También hablé con Jose (Nuñez, productor del ciclo) porque en ese momento me angustié. Hay buen clima entre nosotros, no hay internas y la verdad es que son todos gente buena.
-¿Vos habías entendido que era una expresión que iba más allá de vos, como Doña Rosa?
-Sí, me explicó eso, que es lo que yo había entendido. Había entendido que era para todos y que no me decía gorda. Además mi autoestima no depende de ser gorda o flaca, no lo veo como un descalificativo. Me molestó porque sentí que se estaba descalificando mi opinión, y yo había pensado y elaborado lo que estaba expresando. Y lo decía con pasión.
-¿Habías tenido un mal día o te pasaba algo por fuera de eso, porque se veía que no te reponías?
-No, yo no tenía ningún mal día. Habría que preguntarle a Cerolini si no tenía un mal día, porque en general la mirada está puesta en nosotras. No podemos llorar pero ellos pueden gritar, pute… Yo soy por demás sensible y cuando me enojo, lloro.
-¿Te pareció que había una impronta sexista en el comentario de Cerolini?
-No, no en su comentario precisamente. Lo que sí me parece sexista es que se diga "señora gorda" y no "señor gordo" o "empresario ignorante", por darte un ejemplo.
-Una de las críticas que se hicieron desde el periodismo fue que la televisión no debería llegar a esos niveles de agresión y debate. ¿Cómo lo manejan ustedes?
"Lo diverso, que es lo rico del programa, también es un punto difícil. Es un desafío que esa diversidad salga de modo prolijo".
-A nosotros no nos bajan línea de que nos tenemos que pelear, sino lo contrario. Nos retan porque nos pisamos y nos piden que tratemos de respetarlo. Sí opinar distinto porque eso es lo que está piola: abrir diferentes debates.
-Claro, no es una estructura como 678, donde se hace sólo una exposición.
-Sí, ¡y por eso es un embole! No pasa nada…
-¿Qué les dicen los productores?
-Nuestro productor Jose y Liliana Parodi nos piden que tenemos que hacerlo en un marco de respeto entre nosotros y también con los invitados. El tema es que sobreponernos en las opiniones hace que el programa sea más ruidoso. También es difícil porque somos muchos, sobre todo para Santiago (Del Moro), que tiene que lidiar con diez personas. Pero no es algo de lo que nos sintamos contentos porque es algo contrario a lo que nos piden. Lo diverso, que es lo rico del programa, también es un punto difícil. Es un desafío que esa diversidad salga prolija.
-El productor dijo que el programa era un reflejo de lo que pasaba en la sociedad, aunque es discutible. ¿Lo creés así?
-Sí, creo que justamente el estilo del programa es que en el panel están representadas todas las posiciones que se pueden tener de distintos temas de la actualidad. Yo no siempre pienso de una manera crítica del gobierno o de la oposición. Todos excepto Diego Brancatelli tenemos idas y vueltas en ese sentido. Ahora claro, llevar un debate social que hay instalado a un panel puede tener mucha más intensidad que una discusión en un café, pero eso pasa en la tele en general, que todo se potencia. Es una cosa del soporte televisivo.