No son los habituales protagonistas de este tipo de noticias sobre peleas que se dirimen en televisión, pero en los últimos meses hemos visto cómo Ricardo Darín se enfrentó a sus colegas Federico Luppi y María Valenzuela.
"Si ella cree que estuve mal, se puede acercar y decirme lo que le pasa porque me gustaría saberlo".
El primero en criticar al exitoso actor fue Luppi, quien lo calificó de “boludo”, luego de que Darín se preguntara públicamente por el patrimonio de los Kirchner. Y, entrevistado por AM, Ricardo volvió a poner paños fríos a la discusión: “Sigo pensando exactamente lo mismo que pensé en el momento en que tuvo sus primeros epítetos para conmigo. Lo tomé como una especie de consejo, si se quiere, de alguien mayor, experimentado y muy inteligente”.
“Le tengo mucho respeto, admiración artística y profesional. Nadie reparó que él dijo antes decir que era un boludo: que lo hacía desde el afecto y amor que me tenía. Nadie repara en eso porque no les importa. Por supuesto que no estoy de acuerdo con él, no creo que soy un boludo. Pero me lo tomo con tranquilidad”, aseguró sobre los polémicos dichos de Luppi.
"La última vez que me la crucé estuve a punto de pedirle el número de teléfono y ella, pobre, no se dio cuenta que no me saludó y siguió de largo".
Sin embargo, se mostró más filoso al referirse a las recientes declaraciones de María Valenzuela en Intrusos sobre su distanciamiento con el actor: “Cuando fue el derrame de Malena (su hija), me llamó para ver cómo estaba, me ofreció dinero y yo se lo agradecí. Cuando volvió de España, nunca averiguó mi número para preguntarme cómo estaba mi hija. Él dice que es mi amigo y no tiene mi número de teléfono, ni yo él de él”, había dicho la actriz tras asegurar que había un “antes y después” en Ricardo tras el romance con Susana Giménez.
Primero, Darín eligió la diplomacia al responder: “No sé a qué se refiere. Yo la quiero y no sólo a ella, quiero a sus hijos y a toda su familia. Nos criamos juntos. No va a encontrar una respuesta negativa de mi parte. Si ella cree que estuve mal, se puede acercar y decirme lo que le pasa porque me gustaría saberlo”.
Luego, fue más picante: “Dice que no somos amigos porque no tengo su teléfono. Pero la última vez que me la crucé estuve a punto de pedirle el número de teléfono y ella, pobre, no se dio cuenta que no me saludó y siguió de largo”.
Cuando el notero le preguntó si María le había dado “vuelta la cara”, Ricardo deslizó: “No, fue bastante peor que eso… Ahí sí hubiese tenido la posibilidad de pedirle el teléfono”. ¡Picante!