En un auspicioso regreso a los escenarios como cantante, Natalia Oreiro pareció dejar atrás, al menos por unos instantes, su carrera como solista. Es que en pleno recital en Moscú, donde la uruguaya es una ídola indiscutible desde que explotó con Muñeca Brava, el pequeño Merlín Atahualpa (1 año y 10 meses) se acercó con su pequeña guitarra para acompañar a su madre.
Con un simpático gorro polar típico de los soldados cosacos, el hijo de Ricardo Mollo y Oreiro, ingresó tímidamente en búsqueda de su mamá, que de inmediato se emocionó y dejó de cantar. Con las coristas de fondo continuando con el hit Me muero de amor, Natalia se agachó para alentar a que el nene toque su mini guitarra acústica.
Orgullosa, al finalizar el tema, Natalia Oreiro alzó a Merlín y lo presentó ante los miles de fanáticos rusos, a quienes les agradeció la calidez en su propio idioma.