"Querían robarle el Rolex al conductor del auto en el que íbamos. Es imposible intentar un secuestro de dos chicos yendo en una moto. Para hacer eso te cruzan tres autos y no bajan sólo dos personas. ¿Además pensás que yo voy a permitir que se lleven a los chicos? ¡Me van a tener que matar! Yo me tiré arriba de Martita y Felipe, resguardándolos de todo el lío".
En medio del inmenso dolor por la sorpresiva muerte de Ricardo Fort, su ex pareja Gustavo Martínez y los hijos del empresario, Felipe y Martita, se vieron envueltos en un intento de asalto que derivó en un intenso tiroteo. En la noche del domingo, Martínez y los niños circulaban en un Mercedes Benz blanco de un amigo de Gustavo (quien también se llama Gustavo y es miembro de la Policía Federal), por el barrio de Belgrano. cuando dos delincuentes en una moto intentaron robarles. Según detalló el abogado de la familia, César Carozza, los ladrones llegaron incluso a abrir la puerta del auto. Inmediatamente, la custodia de los chicos abrió fuego y se cruzó en un intenso tiroteo con los malvivientes, en la esquina de las calles Manuela Pedraza y Cuba.
Martínez contó cómo se sucedieron los hechos. “Habíamos ido a visitar a uno de los hermanos de Ricardo, que nos invitó a su casa. Pasamos un día muy lindo, de pileta y juegos. Para ir y volver, les pedí una mano a dos amigos de toda la vida de Ricardo, que son miembros de la Policía Federal pero vinieron en condición de amigos, porque no tenía custodia para ir con los chicos, y yo no voy a ningún lado con ellos sin custodia. Uno manejaba y el otro iba de acompañante. Entonces, cuando volvemos por Libertador, todavía del lado de provincia, se nos acerca un tipo y golpea la ventanilla del que iba conduciendo. Yo iba atrás con Martita. Entonces, como el vidrio polarizado de ese lugar justo está roto, ve que el conductor tenía un Rolex llamativo y, golpeando con un revólver sobre la ventanilla, le dice "dame el reloj, dame el reloj". En ese momento se nos para el auto, después arrancamos con todo, el tipo no nos sigue y nos vamos", detalló en diálogo con Mañana Sylvestre, el programa radial de Gustavo Sylvestre por AM Del Plata (escuchar audio).
"El auto tiene un disparo en el techo y otro en el vidrio trasero. ¡Pobrecitos los chicos! Se pusieron a llorar. Felipe decía: 'Papá, ayudanos desde el cielo'. Yo me tiré arriba de ellos. Pensé: 'Si nos van a matar, que me maten a mí'".
Pero el calvario no terminó ahí. "Cuando pasamos la General Paz, la zona de River era un caos de tránsito por el partido. Entonces doblamos por Comodoro Rivadavia y agarramos Arcos. Quince cuadras después, aparecen de nuevo (los ladrones), esta vez del otro lado, aunque no alcancé a ver la moto, se ve que había uno que lo llevaba al otro, y directamente venían con el arma. Entonces el conductor se baja del auto y dispara, no sé si tres o cuatro disparos, y uno de los ladrones tiene un disparo en el muslo y otro creo que en la cara, y vino el SAME y se lo llevó al Hospital Pirovano. El otro (ladrón) desapareció", contó Martínez. Y agregó: "¡¿Por qué hay medios que hablan de un intento de secuestro si sólo fue un intento de robo?! Es imposible intentar un secuestro de dos chicos yendo en una moto. Para hacer eso te cruzan tres autos y no bajan sólo dos personas. ¿Además pensás que yo voy a permitir que se lleven a los chicos? ¡Me van a tener que matar! Yo me tiré arriba de Martita, resguardándola de todo el lío. Y el otro muchacho que iba de acompañante (también miembro de la Policía Federal y amigo de Gustavo) y tenía a Felipe, lo tiró abajo. Y cuando abrieron la puerta del auto, le pedí a Felipe y me guardé a los dos abajo de mi cuerpo. Los ladrones nunca se dieron cuenta quiénes eran los chicos. Este negro sucio lo único que quería era el reloj de Gustavo, el conductor".
Sobre lo llamativo de que los motochorros hayan intentado asaltar el auto por segunda vez varias cuadras más adelante, Gustavo Martínez dijo: "La conjetura que tiene mi amigo Gustavo es que como en un primer momento no nos resistimos, se nos paró el auto y volvimos a arrancar, los ladrones pensaron 'esto es carne fácil'. Mis amigos estaban armados, pero hay que pensar que había dos criaturas adentro del vehículo. Y cuando nos escapamos, nunca imaginos que nos estaban siguiendo".
"El auto tiene un disparo en el techo y otro en el vidrio trasero. ¡Pobrecitos los chicos! En ese momento se pusieron a llorar. Felipe decía: 'Papá, ayudanos desde el cielo' y yo me tiré arriba de ellos. Pensé: 'Si nos van a matar, que me maten a mí'. Cuando la noticia salió en los medios, la familia de Ricardo se asustó mucho y llamaron para saber qué había pasado", relató Gustavo.
Según pudo saber Ciudad.com, el delincuente detenido, que está internado en el hospital Pirovano, sufrió dos heridas de bala y fue estabilizado por personal médico de la institución.