Hace casi dos meses Sebastián Almada, de 39 años, vivió una situación que jamás olvidará. El actor y músico uruguayo sufrió un infarto y debió ser operado de urgencia.
"Fue horrible. Escuché todo cuando me infarté. Me bajaron las pulsaciones a 30 por minuto, empecé a tener convulsiones, sentía mucho frío, me quedé sin aire, y me pusieron oxígeno. Me acuerdo que a la doctora le rogué que me durmiera porque tenía miedo, pero me pedía que hablar, que no me vaya".
Varias semanas después y ya totalmente recuperado contó en la revista Paparazzi: "Recuerdo todo. Fue horrible. Escuché todo. Me bajaron las pulsaciones a 30 por minuto, empecé a tener convulsiones, sentía mucho frío, me quedé sin aire, y me pusieron oxígeno. Me acuerdo que a la doctora le rogué que me durmiera porque tenía miedo, pero me pedía que hablar, que no me vaya. Además, me pincharon todo para ponerme una vía directa al corazón, estaba ensangrentado y de ahí me llevaron al quirófano. Sabía que me estaba muriendo".
Almada, que actualmente trabaja en Solamente vos, había tenido dos alarmas, antes del infarto: "Una semana antes, me dolió el pecho mientras jugaba a la pelota, pero no le di bola porque pensé que era muscular. Dejé un rato de jugar, se me pasó, y volví a la cancha. A la semana, tomando mate en casa, me dolió peor el pecho. Al otroa día, me levanté muy resfriado, me sentía mal y me fui al Hospital Alemán. Me hicieron un electro y me mandaron a internación en unidad coronaria, y a las 24 horas infarté ahí. Pinché en la gomería. Me salvaron los médicos".
El uruguayo, que está casado y tiene una hija de 8 años, reconoce: "Soy un tipo sano, nunca fumé ni me drogué. Pero venía de años de pasarla mal a nivel familiar, con pérdidas importantes como mi madre, un hijo con mi mujer, mi abuela, todo durante 2012".
Luego de la primera operación, Sebastián Almada, aun internado volvió a sentirse mal: "¡Tenía un cagazo tremendo! Salgo de la operación, y me dicen que quedaron algunas arterias tapadas que había que destapar. Me empecé a sentir mal de vuelta y se apuraron los trámites para la segunda intervención. Lo que pasa es que al infarto llegué con el ochenta por ciento de las arterias tapadas, así que podía infartar otra vez. Si me agarraba en la calle, no sé si llegaba. Se ve que no era mi hora".
¿Cómo sigue su vida? El mismo lo cuenta: "Ahora hago dieta balanceada, trato de no comer grasas y me ejercito. También por un año tengo que tomar 4 medicamentos por día y hacerme estudios una vez por mes. Por suerte, no me pidieron que suavice el ritmo de trabajo, que es lo que me hace más feliz".