Incrédula y agradecida, Miriam Lanzoni relata la pesadilla que vivió el miércoles por la noche cuando protagonizó un accidente automovilístico camino a su casa, en Tigre: “Te juro que no lo puedo creer, recién estoy cayendo en lo que pasó porque no me hice nada”, dice en diálogo con Ciudad.com.
"Estaba a cinco minutos de mi casa y mordí el cordón. Del momento del impacto, no me acuerdo nada, fue como un sueño: cuando me despierto, estaba boca abajo, atada con el cinturón y con los airbags explotados".
La esposa de Alejandro Fantino publicó una fotografía impactante en su cuenta de Twitter donde se ve el automóvil dado vuelta: “Si vos ves la parte de adelante del auto, pensás que alguien se hizo bolsa la cabeza… y no me hice ni un rasguño. De hecho, estoy trabajando desde las 7 de la mañana”, asegura la actriz, que está grabando Esa mujer, la nueva ficción de Andrea del Boca, y protagoniza en teatro Algunas mujeres a las que les cag… la vida.
“Ayer a la tarde fui al dermatólogo y le pedí que me diera un relajante porque no me gusta sufrir cuando voy. Y yo sentí que no me había hecho nada: fui a hacer la función de teatro, estaba con la adrenalina a full, y cuando termino es como que me empezó a hacer efecto la pastilla. Había estado trabajando todo el día, de forma normal como hace todo el mundo, pero cuando estaba llegando a casa empecé a sentir el cansancio y como nunca tomo nada, se ve que me quedé dormida”, relata Lanzoni.
"Milagrosamente, no me pasó nada. Fue un choque y un milagro. Tuve un Dios aparte".
El accidente tuvo lugar en Camino de los Remeros, Tigre: “Estaba a cinco minutos de mi casa y mordí el cordón. Del momento del impacto, no me acuerdo nada, fue como un sueño: cuando me despierto, estaba boca abajo, atada con el cinturón y con los airbags explotados. Me di de frente contra una palmera, había vidrios por todos lados, el parabrisas estaba roto. El único golpe que tengo es un chichón del momento en que me solté el cinturón y caí al piso. También me duele el cuello, que no lo puedo mover pero después no me hice ni un rasguño”.
“Milagrosamente, no me pasó nada. Fue un choque y un milagro. Pensá que había vidrios todo a mi alrededor y la palmera la saqué de lugar. Vinieron la ambulancia y los bomberos, pero yo estaba bien, no perdí nunca la consciencia. Me salvaron el cinturón y el airbag. Tuve un Dios aparte”, concluyó Miriam, movilizada por la mala experiencia (con suerte) que atravesó.