La charla duró una hora y media y estuvo lejos de ser pacífica. Se levantaron la voz, hubo insultos y hasta voló un vaso, que terminó roto en el piso.
Haciendo uso de su capacidad para armar un gran show televisivo, en el programa del jueves Jorge Rial insinuó en Intrusos que podría tener en sus manos un video prohibido de Diego Maradona, y amagó con mostrarlo al aire, posibilidad que descartó (por 24 horas) ante un firme pedido de Luis Ventura, histórico rival del ex futbolista.
Las razones fueron sorpresivas. Su colega le sugirió que espere un día por un posible encuentro conciliatorio con Maradona. Y así fue: después de años de fuertes (fuertísimas) idas y vueltas, los enemigos tuvieron un mano a mano a solas.
Ciudad.com pudo reconstruir la reunión, que se concretó a través de un intermediario de Maradona. Ventura fue convocado a una propiedad en Ramos Mejía de Víctor Stinfale, abogado del Diez, quien los llevó a una sala y los dejó solos. “Ahora que están cara a cara, díganse lo que quieran. Yo los cierro con llave. Cuando me llamen, vuelvo”, fueron sus palabras.
Ventura fue convocado a una propiedad en Ramos Mejía de Víctor Stinfale, abogado de Diego, quien los llevó a una sala y los dejó solos. “Ahora que están cara a cara, díganse lo que quieran. Yo los cierro con llave. Cuando me llamen, vuelvo”, fueron sus palabras.
El encierro no llamó la atención y tuvo su fundamento. En varias oportunidades, Maradona y Ventura se habían desafiado a agarrarse a las piñas. En este sentido, la habitación cerrada era garantía de un código de barrio: los problemas los iban a arreglar uno contra otro, sin intermediarios.
Ventura puso las condiciones desde el comienzo: a pesar de poder arreglar ciertos temas ríspidos, luego de la reunión cada uno iba a tener autonomía e independencia para decir del otro lo que quisiera, sin condicionamientos. El próximo programa de Secretos Verdaderos es la prueba de eso: se llamará Maradona, pecados capitales y aparecerá Marcela Ortiz, ex pareja de Guillermo Coppola cuando representaba a Diego, hablando de los 10 años del Diez en Europa y contando todo tipo de detalles polémicos.
La charla duró una hora y media y estuvo lejos de ser pacífica. Según pudo confirmar Ciudad.com, se levantaron la voz, hubo insultos y "carajeos"... y hasta voló un vaso, que terminó roto en el piso.
El clima, al menos al comienzo, fue tenso. Si bien no se revelaron detalles del diálogo, se pudo saber que ambos mencionaron a sus padres, e incluso Ventura le habría pedido a Maradona que no mudara a Don Diego de su casa, para preservar su salud.
Al final, ya más distendidos, hablaron de fútbol. Y se pasaron los teléfonos, para volver a dialogar ya sin intermediarios. Quedaron en comer un asado. Por lo pronto, en la reunión ya tiraron toda la carne al asador.
Otro de los temas fue el fútbol. Ya más distendidos, Maradona dijo que en la D iba a defender a Riestra y Ventura, claramente, a El Porvenir (dirigió al equipo la temporada pasada y no pudo evitar su descenso pese a una gran campaña), lo que resulta un (simpático) guiño simbólico del enfrentamiento que seguirán manteniendo.
El resultado no puede describirse en saldos negativos o positivos. Lo que sí se sabe es que a partir de ahora ambos tienen el teléfono de cada uno para que cuando haya algo que decirse, se haga por teléfono y sin terceras personas. Además -como dato de color- hasta habría quedado pendiente un asado, que recaería en manos del periodista. Por lo pronto, en la reunión ya tiraron toda la carne al asador.