"El Dr. no está pasando un buen momento de salud. Escribile tu carta, a él le hace muy bien leerlas. Gracias!!", publicaron en la web oficial.
El pedido se publicó en del Dr. Tangalanga y se regó con rapidez por las redes sociales. “El Dr. no está pasando un buen momento de salud. Escribile tu carta, a él le hace muy bien leerlas. ¡Gracias!”, decía el preocupante mensaje.
Julio Victorio de Rissio (el verdadero nombre del querido personaje) ganó fama mundial con sus desopilantes llamados telefónicos, que alegraron a grandes y chicos durante más de tres décadas, a través de esos viejos cassettes que iban pasando de mano en mano y de hogar en hogar, para luego convertirse en CD's y en archivos de MP3, con su inconfundible voz haciendo enojar a curanderos, tarotistas, manosantas, peluqueros, masajitas, plomeros, serenos, dueños de gimnasio y demás "víctimas" ocasionales.
Su hijo: "Tiene los males propios de la vejez. Está en su casa y tiene gente que lo cuida. Ya a esta altura, no sale ni recibe gente. Es algo progresivo, propio de la edad, no hubo un acontecimiento que haya agravado su estado".
Hoy, a los 96 años, Tangalanga se encuentra recluido en su casa bajo el cuidado de personas especializadas. Ciudad.com se comunicó con la familia y habló con su hijo: “Es verdad que no está bien de salud, pero hace tiempo ya. No es que tiene algo grave, es una persona muy grande y tiene los males propios de la vejez. No es que tenga una enfermedad que se vaya a morir de un día para el otro, aunque con su edad, puede suceder”, aclararon.
En la página oficial de Tangalanga, los mensajes se cuentan de a decenas y llegan desde todo el mundo para darle aliento. Su hijo aclaro que si bien la salud del doctor está muy deteriorada, no se debe a un motivo extraordinario. “Hablé esta mañana y no había ninguna novedad. El no está internado, está en su casa y tiene gente que lo cuida. Ya a esta altura, no sale ni recibe gente. Es algo progresivo, propio de la edad, no hubo un acontecimiento que haya agravado su estado”, afirmó Julio.
¡Fuerza, Doctor Tangalanga!