A sus 46 años, Gisela Barreto conserva intacta su belleza. Pero, a nivel espiritual, es otra. Ella misma lo confiesa en una entrevista con el diario MUY, donde da detalles de su nueva vida: asiste a misa a diario, reza el rosario y da clases de catecismo en la Parroquia Nuestra Señora de Loreto, de Palermo.
"La persona que era se dio cuenta que no sirve tanto explotar el cuerpo, sino explotar el alma".
La correntina, que dio sus primeros pasos como secretaria de Gerardo Sofovich y supo despertar los ratones masculinos durante los noventa, explicó cómo se originó la transformación: “Hace tres años, la virgen me cambió la vida para siempre. En abril de 2010 viajé a conocer Medjugorje, un pequeño pueblito de Bosnia. Y ahí sentí por primera vez la presencia de la virgen (…) Tras el viaje entendí que la virgen me había llamado para ser su alumna en su escuela de amor, y acepté serlo”.
“Entendí que así como el médico nos da una pastilla que sana nuestro cuerpo dolido, Jesús nos da el sufrimiento, que es la pastilla que sana y transforma el alma herida, y nos hace más pacientes y caritativos”, le dijo Gisela a MUY.
"Estoy en pareja con la Iglesia y con Jesús (se ríe)".
Mantiene su coquetería, pero desde otro lugar: “Tengo el cuerpo voluptuoso que tuve siempre. Pero ya no siento que tenga que mostrarlo. Voy al gimnasio dos o tres veces por semana. Pero mis días son diferentes. Empiezan y terminan rezando. Soy otra. La persona que era se dio cuenta que no sirve tanto explotar el cuerpo, sino explotar el alma”.
Cuando el periodista le preguntó la opinión de su pareja, Barreto aseguró: “Estoy en pareja con la Iglesia y con Jesús (se ríe). No, estoy sola por primera vez en mi vida. Y estoy bien. Entendí que Jesús me va a mandar una persona si esa es su voluntad”.
Además, Gisela contó que mantiene contacto con Millie Stegmann, otra famosa que a mediados de diciembre pasado sorprendió a todos al revelar que se dedica a la actividad espiritual: “Somos amigas, nos encontramos todos los días en la misa y rezamos juntas”, confió. Lejos de la farándula, cerca de la religión…