En su infancia jugaba a ser locutor con su hermano, en el secundario creó una radio escolar y cuando debió decidir qué estudiar, la respuesta le llegó sola. “Vos sos la radio, yo soy el rock”, le dijo Charly García durante una entrevista. Más preciso, imposible.
Tiempo antes de morir, en un homenaje del programa Sábado Show junto a su íntimo amigo Marcelo Tinelli, Juan Alberto Badía expresó un anhelo.
“Creo en vos después de la muerte. Van a pasar los años y la gente va a decir: ‘yo conocí a Juan’. Y esa vibración me mantiene vivo más allá de la propia vida. Es triste el olvido. Trascender es seguir viviendo. Digo yo, que no sé nada”.
¿Pero, cómo abordar 40 años de profesión de un hombre que atravesó generaciones? ¿En qué las unió? ¿Qué mensaje dejó?
Badía comenzó en radio en la década del 70, fue la estrella de Badía y Compañía en los '80 y trabajó en radio en Pinamar, Bariloche, Puerto Madryn y Ushuaia. El locutor y conductor hizo escuchar su voz hasta que su cuerpo se lo permitió: una vez diagnosticado el cáncer de mediastino (conocido en los medios a comienzos de 2011 y que lo llevó a la muerte a los 64 años) montó un estudio en su casa y mantuvo su programa en Pinamar hasta su último verano. “Vos sos la radio, yo soy el rock”, le llegó a decir Charly García durante una entrevista. Más preciso, imposible.
Podríamos recordar cada uno de sus éxitos o desaciertos, podríamos bucear en las grandes entrevistas que hizo (Keith Richards, Paul McCartney, Elton John, Sting…), o podríamos explicarle a la generación 2.0 cómo se las ingenió a fines de los '70 para transmitir su fanatismo por los Beatles. ¡Si hasta hizo un show llamado Beatlemanía -derivado de un segmento radial- en el que recorría teatros contando la historia de la banda!
“Creo en vos después de la muerte. Van a pasar los años y la gente va a decir: ‘yo conocí a Juan’. Y esa vibración me mantiene vivo más allá de la propia vida. Es triste el olvido. Trascender es seguir viviendo. Digo yo, que no sé nada”.
En su infancia, Juan Alberto jugaba a ser locutor con su hermano, en el secundario creó una radio escolar y cuando debió decidir qué estudiar la respuesta le llegó sola: locutor. Desde ese momento, entonces, construyó una trayectoria en lo que amaba, cerrando su vida pública con un valioso mensaje que no distingue edades.
“La trayectoria no es de un día para otro, es tramo a tramo”, dijo en su homenaje de los Martín Fierro 2012. "Si alguien me pide un consejo le diría que no deje de tener un proyecto”, deslizó en una linea de su autobiografía (En mi vida, Planeta, 2012).
Badía era cálido, arriesgado, generoso, amiguero. La periodista de Villa Gesell Romina Magnani, quien trabajó 16 años junto a él, recuerda algunos de sus gestos. "Le gustaba la gente sencilla y no le gustaba que lo idolatraran. Era muy generoso. Hacía asados en su casa de Pinamar y nos iba llamando de a uno para darnos el sándwich de lomito que él cocinaba. Era un niño, siempre quería jugar. Me contaron que en sus últimos días leyó mi libro Contame de Gesell. Lo leía en el jardín de atrás, en la habitación, en el baño (se ríe), en la cocina y en una piecita que tenia afuera de la casa. Y se reía... Ese fue mi agradecimiento, haberle dado la posibilidad de reírse en esos días".
En la cotidianeidad y en los grandes emprendimientos, Juan Alberto amó lo que hizo. Y cada uno de esos tramos lo consolidó como él mismo se soñó: un hombre cómo y de la radio: cálido, cercano, de música, de voz trascendente. Un hombre de compañía.
In my life, de los Beatles, la canción que Juan Alberto Badía eligió como nombre de su biografía.