Personaje intrincado si los hay Julio Chávez... Maestro de actores, el prestigioso artista resulta un entrevistado imposible de dilucidar por completo. Cuando uno espera una respuesta, él sorprende con otra y así sucesivamente en una charla donde se anima a tocar todos los temas.
Chávez no teme hacerle frente a los prejuicios del mundo de la actuación y a sus propios temores por ponerse al frente de una tira en pleno prime time televisivo: “No soy un actor que se supone en principio vaya a encabezar una telenovela, no tengo el perfil. Pero la pregunta es: ¿cuál es el perfil de la telenovela?”, se pregunta sobre su protagónico en Farsantes.
"A veces tengo miedo de que en algún momento venga una factura en la vida preguntándome qué hice con la vida social".
La nueva apuesta fuerte de El Trece, que debuta hoy a las 22.45 hs., cuenta la historia de un grupo de abogados y ostenta un elenco estelar que incluye a Chávez, Benjamín Vicuña, Facundo Arana, Griselda Siciliani y Alfredo Casero. La expectativa es grande y el talento sobra…
- ¿Cómo vivís este regreso a la televisión y en formato diario?
- Lo tomo con mucha alegría, estoy en un momento de mi vida en el cual agradezco profundamente que siendo un actor de 56 años el oficio me de una aventura como Farsantes. Para mí, es apasionante como actor el desafío de la tira. Vengo de hacer El Puntero y es una jugada muy fuerte porque va a ser difícil que el espectador borre un poco a Pablo Aldo Perotti y le dé lugar a Guillermo Graziani, este nuevo personaje. Pero eso es parte del juego y es parte de lo interesante. La palabra tira tiene en sí misma una prensa particular donde está puesta como: ¿no pudiste ser unitario? Bueno, serás tira (risas). Y no es así, para mí nunca ha sido así, nunca lo he vivido así.
- ¿Participaste alguna vez de una tira?
- Sí. Cuando tenía 18 años hice una, donde participé en diez capítulos y me echaron porque no podía resolver los problemas de la tira. Era muy niño y me echaron con razón. No podía hacerlo, no tenía las herramientas. Y nunca sentí resentimiento frente a ese espacio, porque además yo consideré que era verdad lo que me decían.
- Ahora tenés la revancha, es un desafío.
- Sí, yo me prometí volver al formato con las herramientas para poder resolver los problemas. Lo que sí sé es que hoy hago cada escena y digo: estoy pagando las regalías de un mal oficio y al mismo tiempo estoy disfrutando de 38 años de trabajo que me han dado muchas herramientas que en ese momento no tenía. Y lejos de suponer que este formato es menor, para mi experiencia artística es el primer lugar que a mí me dijo “no”. Es como si se tratara de la primera chica o ser humano que me dijo “no quiero salir con vos”. Debo decir que hace un mes y medio arrancamos con las grabaciones y no hubo una sola escena que yo haya hecho que haya sentido: “bueh, es una tira”.
"No soy un actor que conversa con los compañeros. No establezco generalmente acuerdos con los otros fuera de las escenas".
- ¿A vos te gusta ver televisión?
- Sí, claro. Elijo ver documentales. Lo que menos elijo son programas que se llaman a ellos mismos de ficción. Porque me gustan todos los programas que no creen que son ficción pero para mí lo son. Una persona manifestando un problema en un noticiero para mí es una ficción, no porque sea mentira sino porque es un recorte de la realidad, comunicado de una manera determinada e inevitablemente es una escena. Amo las escenas y sobre todo amo las escenas que no se llaman a ellas mismas escenas sino que creen que son la verdad.
- ¿La gran cantidad de abogados que aparecen en pantalla te sirvieron de inspiración?
- Para mí, se llama Farsantes no porque sean abogados sino porque son seres humanos. La farsa es la gran característica del ser humano y no comprendo la farsa como la palabra mentira voluntaria sino como la inevitabilidad de la condición humana. El amor en sí mismo es acusado tarde o temprano como una farsa. Porque uno dice ¿qué pasó con eso que me habías dicho? Jamás asocio a un farsante con un abogado sino que asocio la palabra con el ser humano.
- Vas a vivir una historia de amor con el personaje de Vicuña, ¿ya hablaron con él sobre cómo encarar las escenas?
- Todavía no hemos tenido escenas muy jugadas, aunque sí las vamos a tener. Pero no soy un actor que conversa con los compañeros, para mí los acuerdos “extra escena” son posibilidades, pero para mí el acuerdo está en el interior del partido. No establezco generalmente acuerdos con los otros fuera de las escenas. Sí de respeto, cordialidad y en principio buena leche. O sea, no pegarse y no irse. Pero después es el partido el que va autorizando. Y no es una traición reaccionar de una manera diferente. A veces, los acuerdos son peligrosos.
- ¿Cómo hacés para compaginar las funciones de la obra La Cabra con la televisión?
- No salgo, no contesto emails, nada.
"Para mí, el programa se llama Farsantes no porque sean abogados sino porque son seres humanos".
- Tenés fama de ser muy meticuloso y súper dedicado al trabajo.
- Sí, y lo sigo siendo. Y hay mucho tiempo para trabajar. A veces tengo miedo de que en algún momento venga una factura en la vida preguntándome qué hice con la vida social.
- ¿Y qué hiciste con la vida social?
- Muy poco. No me encuentro que en lo social establezca con los otros un vínculo que para mí sea atractivo. Tengo amigos pero ellos comprenden perfectamente bien que puedo desaparecer. Yo tengo un espacio muy hermoso con el otro que es el espacio de las ficciones que construimos. Las ficciones sociales, son las menos interesantes para mí. Son las más cortitas. No le puedo dar diez horas de mi día a la ficción de un vínculo (risas). Cagamos ¿no?
- ¿Un psicólogo por acá?
- No… ¡un psicólogo por allá! (risas)
- Estás a punto de terminar con las funciones de La Cabra, ¿cómo fue la experiencia?
- En un par de semanas terminamos y estoy profundamente feliz porque he tenido un aprendizaje hermoso. La Cabra fue rechazada, es un material muy provocativo e imperfecto. He aprendido como director, intérprete y compañero.
- ¿Ahora vas a salir más o vas a seguir haciendo teatro?
- Voy a salir una semana y después voy a empezar a estudiar una obra de teatro que voy a hacer con dirección de Daniel Barone: Red, que es sobre la vida del pintor Mark Rothko. Yo me dedico a las artes plásticas además y voy a pintar en escena. Estoy feliz: soy un atorrante que lo único que puede decir es gracias. Estoy profundamente agradecido porque yo veo a los otros muchas veces yendo y viniendo de sus trabajos, de algo que no les gusta a algo que no les gusta, y la verdad que digo “¡qué aguante!”. Cuando se me pregunta si estoy cansado por todo el trabajo, pienso que cansancio es el de todos los seres humanos que hacen algo que no los expresa. Yo lo único que puedo hacer es avergonzarme y decir gracias.