Volvió CQC... otra vez. Pero en este 2013, volvió en serio. Todos aquellos que eran fanáticos del Caiga Quien Caiga de los noventa sabrán de qué les hablo. Las últimas temporadas del ciclo de humor político no estuvieron a la altura de un programa que marcó un antes y un después en la televisión. ¿Por qué? Justamente, porque la cuota de humor estaba, pero de política… poco. O nada. Lo que había sido la esencia del formato fue mutando hacia un ciclo donde había más notas con famosos que con miembros del gabinete.
CQC rescató aquello que lo definió en su origen, allá por 1995: volvió a hacer las preguntas incómodas que los políticos no quieren escuchar y que el público muere por hacerles.
En un año electoral, Caiga recuperó aquello que lo definió en su origen, allá por 1995: volvió a hacer las preguntas incómodas que los políticos no quieren escuchar y que el público muere por hacerles.
Además, en esta temporada tiene dos condimentos muy fuertes: el formato diario y su nuevo conductor. El día a día, lejos de mermar su empuje, le da una fuerza que resulta fundamental a la hora de hablar de un ciclo de actualidad. Un último y claro ejemplo fue la única imagen de Federico Elaskar saliendo de declarar en Tribunales: el mismo día en que ocurrió la noticia, CQC tenía la nota más buscada.
El segundo factor importante para esta renovación ha sido la llegada de Roberto Pettinato. Después de los intentos fallidos de Ernestina Pais y Guillermo López por ponerse al frente, Pettinato es una bocanada de aire fresco para CQC. En este punto, bien vale recordar una obviedad: no es nada fácil ocupar la silla de Mario Pergolini, el conductor insignia del programa, pero también un hombre de televisión con un estilo y una personalidad muy potentes.
Pettinato es clave en la nueva temporada. Con su experiencia y la sana soberbia del que se sabe talentoso, logró que el programa se adecúe a él y no al revés.
Curiosamente, en esta nueva temporada quedó evidenciado que el secreto para encontrar un reemplazo adecuado a Pergolini era elegir a un conductor con una personalidad tan fuerte como la del propio Mario. Con su experiencia y la sana soberbia del que se sabe talentoso, Petti logró que el programa se adecúe a él y no al revés. El traje le calza a la perfección y tiene dos coequipers que le pueden seguir el ritmo, una tarea para nada fácil.
Mientras que Diego Iglesias le aporta frescura y juventud a la conducción, Clemente Cancela resulta la revelación de esta versión de CQC a fuerza del humor más irónico y un timing televisivo que se entiende a la perfección con la rapidez mental de Pettinato.
Paradojas del programa que durante años tuvo una impronta netamente masculina, entre los noteros se destaca la labor de la única mujer del equipo, Martina Soto Pose, quien con carisma y picardía ha logrado incomodar a más de un político de primera línea. Todo un símbolo de esta nueva etapa de Caiga Quien Caiga, que nada parece añorar de “aquellos buenos viejos tiempos” de la era Pergolini. Todo un logro.