Lejos, lejísimo de ser un “intratable” o sólo “una voz”, Franco Torchia despliega todo su carisma, amabilidad y pedagogía en la larga charla con Ciudad.com.
A los 36 años, el periodista y licenciado en Letras volvió con todo: es panelista de Intratables (lunes a viernes a las 22 por América), la voz, guión y muuucho más de (por TBS Very Funny) y el conductor de No se puede vivir del amor (lunes a viernes de 18 a 20 por AM 1110).
El encuentro se concreta en un populoso bar frente al de Buenos Aires, con cafés, comensales, mozos y bullicio como testigos. Sin embargo, la voz de Franco -limpia, fuerte, clara y tan característica-, nos transporta. Como si estuviéramos atrapados en el famoso , hace que lo demás quede muy por fuera y la charla sea intimista e intensa.
No puede ocultar la plenitud que le da su espacio en Intratables. Incluso privilegiando las disonancias que se dan en el panel. "¡Estoy feliz! Soy la voz de las minorías, claramente no le hablo de las mayorías, no soy Diego Brancatelli. El intercambio con Brancatelli está buenísimo, exhibiendo dos posturas muy antagónicas. Sospecho que en algunas personas podemos estar sembrando un debate. El populismo de él y por momentos mi elitismo es interesante. Hay días en los que me siento muy solo, sin ningún 'amigo', sin ningún interlocutor. Pero estoy sumamente apoyado por Santiago (del Moro), que es quien me eligió, quien me sostiene. Estoy ahí sobre todo por Santiago", relata. Y los temas -aquellos más profundos- surgen naturalmente concatenados, ordenados...
"Estoy enamorado de José. No convivimos. Probablemente lo hagamos. Nuestra relación es acompañarnos, tomarnos de la mano en cuestiones de la cotidianeidad. No pensamos en nada mayúsculo".
- Sostenés que contar cómo sos, cómo pensás y qué hacés es parte de tu profesión. En esa línea, hace poco compartiste que tenés una hija, Teresa (de 4 años, ver fotos), de tu matrimonio anterior, y ahora estás en pareja con José. ¿Cómo viviste la repercusión tras haberlo dicho?
- Creo que es importante que se conozca. Argentina vive una situación jurídica extraordinaria en materia de políticas de género. Si se da la inminente reforma del código civil, que es de avanzada, vamos a tener algo del primer mundo, en serio. Por supuesto que yo soy gay, pero, dicho esto, aspiro a que esas categorías de la sexualidad caigan. Respecto de mi paternidad, además de ser una experiencia conmovedora, es un aprendizaje permanente y mucha experimentación. Voy probando y creo que se construye con los hijos. No tengo ninguna certeza. Ser papá es estar en un lugar de mucha inseguridad, no siempre de solvencia.
- ¿Cómo tomaste la decisión de ser padre?
- Jimena, que es la mamá de mi hija, quedó embarazada. En ese momento, yo vivía con ella y no dudé en seguir adelante ese embarazo. Fue una decisión hermosa. Cuando nació Teresa, en octubre de 2008, dejé de vivir con su mamá. Sólo viví con ella durante el embarazo, pero en habitaciones separadas. Ese primer año fue muy especial. Para Teresa su mundo es este, vive con su mamá y con la pareja de ella que se llama Lisandro y, por otro lado, estoy yo. No nos vio nunca juntos, no extraña un momento de nosotros juntos, porque no lo conoce. Ve que otras familias tienen otros funcionamientos. Con Jimena me había casado, medio como aventura de amantes. Después me quería matar y creo que ella también.
- ¿Cómo es el vínculo de Teresa con José, tu pareja?
- Tienen una relación maravillosa, es muy conmovedora. Jose es actor y da clases de teatro para niños, entre otras actividades. Tiene un sentido del juego gigante, yo puedo hacerlo pero llega un momento que ya no quiero. Tienen una relación increíble, se buscan, se necesitan, se quieren, se tienen en cuenta, se extrañan. El no tiene hijos, yo no creo que vuelva a tener tampoco eh. Ama a los niños pero no me parece que esté en sus planes ser papá.
"Jimena, que es la mamá de mi hija Teresa, quedó embarazada. Yo vivía con ella y no dudé en seguir adelante ese embarazo. Fue una decisión hermosa. Cuando nació Teresa, dejé de vivir con su mamá y me dediqué por completo a la relación con ella".
- ¿Y tu relación con José cómo es?
- Estoy enamorado. No convivimos, probablemente lo hagamos. Estar juntos es acompañarnos, no pensamos en nada mayúsculo. José es muy especial, no piensa en grande, yo soy más propenso a eso. Siento un amor profundo por él, el enamoramiento es de mucha fantasía. Son muchos años de todos nosotros habiendo consumido tanta fantasía, princesas, telenovelas... Por eso pienso que Dulce Amor atrasa, hay que preguntarse muchas cosas, analizar el discurso, pensarlo entre todos. La tele se cierra.
- ¿Y cuál es tu historia detrás de tu historia? Digo, ¿cómo narrarías tu infancia y tus orígenes?
- Mi papá era un trabajador portuario, mi mamá una ama de casa que apenas había terminado la secundaria. Pero empecé a leer desde muy chiquito yo solito. A mis 9 años tenía insomnio y leía... La lectura nunca me hizo dormir, por el contrario, me despertó. Nada de lo que hago es concebible sin todos los libros ni ficciones con los que cargo. Soy un resultado de la literatura que consumí y consumo y de la filosofía. Después fui al Colegio Nacional de La Plata. ¡Me transformó! Leer no fue importante, sino acompañar la lectura con herramientas: docentes, maestros, otros lectores, los suplementos culturales. Por otro lado, trabajé desde los 16 y de todo: en una librería, en una agencia de turismo, en una cochera. Tenía como una voracidad por desempeñar roles en el mundo, aunque soy profundamente austero igual... Por eso repito tanto que en este momento soy feliz, es la primera vez en 20 años que puedo decirlo.
EL AMOR, TRAS LOS LENTES DE CUPIDO
“No hice nada para que vuelva Cupido, me sorprendió que volviera y que funcione. Había una sensación a de ‘segundas partes nunca fueron buenas’. Tratamos de mantener el espíritu original. Estamos grabando la segunda temporada, que se verá este año. La señal llega con mucho poder a América Latina de verdad, en México es una verdadera sensación, en Colombia y Venezuela también. TBS Very Funny es una pantalla casi de aire allá. Hay mucha expectativa".
-¿Cómo te sentís cuando te denominan “la voz de Cupido”?
-¡Ojalá en Cupido fuera solamente la voz! Soy el guionista, el artífice de todo lo que ocurre, el que hace los separadores, redacto las conclusiones en vivo, tengo la mirada final de todo. Es agotador. Me causa gracia el mote. Adoro el programa y dudo que alguna vez experimente una revolución como la que viví con Cupido en 2002 cuando en tres días explotó el rating en un canal de cable perdido, pero es mucho el trabajo. Por otro lado, el off te da misterio, te protege, pero no te posibilita crecer en esto, te limita.
- Hablando de crecer, también tenés tu propio microprograma en La Plata con una propuesta muy original.
- Sí, trabajo en el canal de la provincia de Buenos Aires que es digital. Se llama Digo TV. Ahí hago un micro programa, de cinco minutos, que se llama . Es de los programas más lindos que hice en mi vida, está muy bien hecho por los realizadores. Te diría que en este momento trabajo de todo lo que me gusta, me siento un privilegiado absoluto.
SANTIAGO DEL MORO Y UN PING PONG SOBRE SUS COMPAÑEROS DE PANEL
“Con Santi nos conocemos de Much Music, fui productor y compañero. En ese momento los programas eran Cupido a las 18 y Santiago a las 19. Llevamos a Much a un lugar de rating histórico que nunca jamás se repitió. Fue muy fuerte lo que hicimos, sin un peso, apoyo ni nada”.
-¿Cómo ves a Del Moro hoy?
"El intercambio con Brancatelli está buenísimo, exhibiendo dos posturas antagónicas. Sospecho que podemos estar sembrando un debate: el populismo de él y mi elitismo".
-Lo veo trabajar y me emociono mucho. Sé muy bien la escuela de trabajo que tenemos, una escuela de pobreza de recursos. Tiene un futuro gigantesco, muy consolidado. Es el conductor del presente y del futuro. Tenemos una relación muy fraternal, lo quiero muchísimo. Ha tenido un gesto conmigo de una enorme generosidad, lo tiene todos los días, me gusta resaltarlo siempre. La generosidad de Santiago no es nada frecuente, ni en el mundo del periodismo ni en el de la televisión. Entiende que estar muy bien rodeado de profesionales lo ayuda.
- Te menciono a tus colegas, ¿y me decís cómo los ves? Arranco con uno polémico, Diego Brancatelli.
- Es un gran polemista, un agitador, pero me descompensa. A veces me dice “no me pegues tanto”. Tenemos una relación histérica a esta altura, quiero aclarar que no me gusta para nada. De ninguna manera, no. Histérica desde lo periodístico en cámara. Pese a todo hay días que me voy muy angustiado con Brancatelli, por él. Lo siento duro como un ladrillo. No me esperaba encontrarme en la vida con un Brancatelli, algo me quiere decir esto.
- ¿Silvia Fernández Barrio?
- Adoro a Silvia. Qué decir de Silvia sin caer en lugares comunes... Divina, espléndida, iluminada. Se la ve súper bien. La quiero mucho, somos amigos a esta altura.
- Paulo Vilouta y Angel de Brito.
- Paulo tiene una trayectoria diferente. Es relator de fútbol, periodista deportivo y un polemista de primera. Tiene una postura muy moralista y es un poco el rol que juega. A Angel lo adoro. Amo lo seco que es, lo justo que puede ser. Me parece que es el gran periodista de espectáculos de la Argentina hoy por lejos.
- Y las dos más jovencitas, María Julia Oliván y Vitto Saravia...
- Oliván condujo los primeros nueve meses de 678, promovía la discusión. Es una gran periodista. A Vitto la estoy empezando a conocer. Me da mucha gracia. Por momentos tiene un nivel de participación que tiene que ver con su lugar personal y habla desde ahí. Me parece hermosa, tiene un cuerpo increíble. En la tele siempre hay una necesidad de incluir a una figura como Vitto. No es fácil irte a sentar ahí. Para ninguno de nosotros.