Es desconfiada, La Negra. Te mira a media distancia, te calcula. Saca el barrio que la crió y malcrió, y lo apunta a su interlocutor. No le gustan las entrevistas, se sabe. Las fotos, aún menos. Encontrarla fue una misión compleja. "Es que yo tengo una vida", se excusa en el frente a frente. Y logra despertar risas en el equipo de Ciudad.com.
Con el hielo roto, apenas transcurren unos minutos de la charla, el centro de gravedad se traslada a su voz, al zigzag de sus palabras. Aquellas que, a su antojo, Elizabeth Vernaci (51) maneja con una experta dialéctica. De hecho, allí encarna el verso y reverso de su suceso en radio: ahora en Negrópolis, por la Rock&Pop, donde tuvo la ambiciosa tarea de reemplazar a Mario Pergolini. Antes, rompiéndola en Tarde Negra, acaso un hito que la volvió una de las figuras más importante del éter, abriéndole paso y juego en el machista medio radiofónico.
Casi como un oxímoron de todo lo que destila, Elizabeth invita sushi en un famoso bar de Las Cañitas, donde se sabe "local". La mesera la reconoce, se saluda con todos a su llegada y, en esa suerte de familiaridad prestada, se deshace de su habitual desconfianza. Se deja convencer. "Parezco menemista, un horror…", bromea.
-Y eso que venís de Floresta...
-Sí, me crié a una cuadra de Parque Avellaneda, en Monte y Laguna, hasta los 21. Pero no soy melancólica. No tengo esa capacidad, ya no quiero volver a ese momento.
-Sábato dice que la plaza de la infancia es ridículamente chica cuando la volvemos a encontrar...
-...y ves al novio de la infancia y es mucho más viejo. Y vos mucho más gorda. Todo en la dimensión del tiempo no es como uno lo imagina, y a mí me encanta vivir el presente. No miro para atrás.
"Yo me separé ni bien nació Vicente. Me vi con el repasador, el pibe a upa y puteándonos. No es la vida que quiero".
-¿Te imaginabas que ibas a ser un ícono de la radio?
-¿Ser the best? (sonríe). No, nada. Era muy simpática de chica, pero nada más.
-Tu papá te regalaba radios portátiles, ¿cierto?
-Sí, era muy oyente. Y ahí hubo un gran pase de ausencia, porque mis viejos se separaron cuando yo tenía un año. Fijate que escuchaba la radio debajo de la almohada, que me la regalaba él... y estaba lejos. Era el puente a mi papá. Yo aprendí a hacer radio grabándole cassettes a él. Tengo una foto genial a los 17 años haciendo el playrec, tirada en mi cuarto de casa chorizo.
-Era una manera de resolver tu vínculo con tu viejo.
-Sí, porque si uno no resuelve incorporándose a la realidad que tenés, la vas a pasar como el orto. Si tu realidad es que tu papá no existe, buscá el canal o puente que te una a él. Yo encontré la palabra y allí tuve una buena relación. Nunca me enojé con él, solo cuando pienso “la puta, qué difícil me la hace para elegir pareja”, pero nada más. Mis enojos son con mi vieja, que a la vez es la que siempre estuvo.
-Pero vivías en casa de tus abuelos…
-Sí, y odiaba que mi abuelo paterno fuera la ley. No lo toleraba. Yo tengo un problema de lo que supongo que son las leyes originales. “Vos no sos mi papá”, pensaba. Tuve que vivir con un tipo haciendo de papá mío, que nos podía pegar, que de hecho lo hacía... Por eso tampoco tolero que ningún hombre viva con mi hijo que no sea yo. No tengo ninguna apertura mental para una familia ensamblada o creer que puede ser "los míos, los tuyos, los nuestros". No hay chance conmigo.
-¿No te imaginás una segunda oportunidad, entonces?
- Nooooo, yo ya hice mi experiencia. Y me salió un hijo hermoso.
VERNACI, SIN CASSETTE. Si se le pregunta sobre Martín Bonavetti, el padre de su hijo (N. de la R.: actual directivo de Canal 7), la morocha de 51 años que aguarda del otro lado del grabador cambia su rictus. Lo mismo cuando habla de Vicente, su hijo de 11 años: su debilidad, su prioridad. Su vida. La kriptonita que derriba toda la fortaleza de La Negra. Así, Elizabeth devela lo subterráneo de su ser. Así, conmueve.
-¿Te quedó algún resentimiento de no haber logrado una vida en pareja?
-Y, sí... Me hubiera gustado. Pero es muy difícil para una persona que no cree en el amor para toda la vida... Es un laburo muy grande. Lleva un trabajo que no estoy dispuesta a hacer. Supongo que porque no estoy muerta de amor por nadie.
-¿Cómo fue el final con el papá de Vicente?
-¿La verdad? Quería tener un hijo con ese tipo y no otro. Y lo tuve, no me arrepiento de nada. Una vez en terapia le dije: "¿Vos podes creer que lo soñé como San Martín?". Y el terapeuta me dijo: "Claro, el padre de la Patria". Porque por más que no sea mi pareja, porque nos llevamos como el orto, para mí el único padre posible es él. En mi poca apertura no entran otras posibilidades.
-¡No sos tan moderna como sonás en radio!
-No, estoy ajada de tan estructurada. Me juzgan mal porque digo "concha", pero no significa que sea una mina abierta. Si el papá de Vicente pudiera no hacer otra pareja, se lo agradecería. Quiero que sepa hoy, en esta nota, que si va a vivir con otros chicos que no sea mi hijo, va a vivir muy mal. ¡Va a ser peor que convivir conmigo! (rompe a carcajadas). Pero bueh, me la banco como una lady. En este momento está en pareja y es una divina, pero quizá los primeros dos años me daban ganas de acogotarlo: "¿Te llevás a mi bebe? ¡No va a saber qué hacer con mi bebé esa conchuda!". Mi hijo es solo mío.
-¿Te arrepentís de no haber tenido otro hijo?
-Sí. ¿Querés la verdad? Es la primera vez que lo cuento y me da mucha vergüenza. Con Martín habíamos pasado mucho tiempo sin hablarnos. Al principio que te separás siempre está todo mal; los dos primeros años son muy difíciles. Además, yo me separé ni bien nació mi hijo. Me vi con el repasador, el pibe a upa y puteándonos, así que dije "no es la vida que quiero". Como buena egoísta, quería al nene para mí sola. Es horrible todo lo que estoy contando... (se lamenta). Pero es la verdad.
-Tenían que ser dos, nada más…
-Sí, había alguien que sobraba y no era mi hijo. Pero pasaron años y un día nos encontramos con mi ex, y le dije: "Quiero tener otro". Le expliqué: "Yo no quiero una relación con vos para nada, ¿pero hay algo que te impide que vos tengas una actitud de donante?". Le pregunte si me podía dar el "frasquito". Me dijo que estaba loca, enferma.
-¿Tu respuesta fue…?
-Sí, estoy loca, pero me pasa esto. Hasta supliqué: "Yo no te pido que vengas a casa ni que me coj... ¡Ni que lo tengas una noche! Pero quiero que sea hermano de mi hijo, de su misma sangre". Me puse a llorar como una loca. Nunca más volví a Olsen (un bar de Palermo). "Sos una mierda", le decía mientras tomaba un vodka… ¿Quién me manda a pedir el "frasquito" a un tipo en Olsen? Estaba en tiempo de descuento, 45 años. No quería que llegue la menopausia sin ser mamá. Si lo analizo sacándole la pelotudez, era una manera de pasar ese duelo lo mejor posible y llevarlo conmigo. ¿Qué duelo? El de no poder ser mamá de nuevo. Ya no tengo la posibilidad de tener un hijo de mi vientre.
-Y ahora, con un hijo casi adolescente, ¿cómo es para una mina como vos, que las vivió, ponerte "careta" a la hora de cuidarlo? Digo, para hablarle de las drogas, el alcohol o la marihuana.
-Le digo la verdad. Si un día no estoy bien, quizá le digo "Vicente, no te puedo llevar al colegio porque chupé…", en esa hipotética situación.
-¿Pero te imaginas el día de mañana "cagándolo a pedos" porque volvió medio borracho?
-No, para nada. Soy muy protectora, pero le doy los elementos para que sepa cuidarse. Ojalá pueda transmitirle mi experiencia callejera. Nunca tuve un problema, y vivía en un barrio heavy metal.
-Y si te viene y te pregunta por la droga…
-Le diré que es mala, que es una mierda.
-¿Y el porro?
-Le diré que haga lo que quiera, que no me gusta, pero si quiere fumar, que fume. Sinceramente no me lo planteé para nada. Pero sí sé que no voy a poder tener una charla de pares con mi hijo, porque soy la mamá. La que baja línea. Ahora me pregunta si tengo novio, porque me veo cada tanto con un caballero divino.
-¿Tu respuesta?
-"No, Vicente, para ser novios tiene que haber sexo. Y acá no hay...".
MUJER DE RADIO. "Hoy en día hay bastante presión. Yo no la tengo... Pero miro las mediciones, me gusta saber si estoy haciendo bien el laburo o no. Para mí estar a la mañana y competir con mi maestro como es Lalo Mir, o tipos que hacen el mismo programa hace 20 años, es difícil. Se me hace muy cuesta arriba y yo pensé que iba a ser mucho más fácil. Que iba a entrar pegando tres patadas, se iban a correr todos e iban a decir 'ahí está la Negra', pero no".
-¿Se complica?
-Sí, la radio está muy competitiva. Y la Rock&Pop queda como "antigua". ¿Qué pibe hoy escucha la Rock&Pop? La música que ponen no es para todo el mundo. No es nunca la responsabilidad sólo de un conductor, es toda una responsabilidad radial. Mario (Pergolini) le daba una mística que él solo la podía sostener. Yo no soy una rockera. Escucho boludeces, me gustan los putos, escucho eso de "nossa, nossa, assim você me mata". No me muero porque venga a la Argentina Coldplay. Me dan lo mismo.
-Pasemos revista… entremos a Ciudad.com. Veamos algunos temas del momento. El Papa, por ejemplo.
-Primero odio que digan Bergoglio, hablen bien en italiano: se dice Ber-go-lio (pronuncia). Pero me emociona. Es que es de Flores... Yo iba a la Iglesia Francisco Bilbao, tomaba la comunión... hasta que llegó un momento en que el cura me tocó el orto y no fui más.
-¿…?
-Tenía 7 años. Era un degenerado. No me hizo nada grave. Me metía dentro del confesionario, me subía la pollera y me tocaba el culo. Me di cuenta que no era normal. Nunca se lo dije a nadie, pero no quise saber más nada, ni me confirmé ni nada. Capitalicé experiencia, me di cuenta que toda la gente no es buena y menos en los lugares de poder. En ese momento no lo entendía con este vocabulario, pero me enseñó que lo que es aparentemente bueno no siempre lo es ni te va a hacer bien.
-Pero no perdiste la fe.
-No. Yo soy una persona de fe. No sé si Dios me va a estar esperando, pero sí creo que la vida tiene un sentido, y si uno no tiene fe, no tiene ninguno. Todo pierde sentido si no hay algo mágico que lo sostenga. Si la vida es sólo pasar por acá, no me cierra...
-Seguimos con la actualidad. Un gran culebrón: El Kun y Karina.
-No hablo de ellos. Porque me parece que hay alguien que sufre, que es la ex mujer. Y ahí me sale la tradición otra vez. Entonces no me divierte jugar con eso. No tengo idea de la interna, sólo lo supongo. Y siempre estoy al lado de la mujer: si tu ex está con otra mina, que tiene otro hijo, no me gusta.
-Tenemos a tu famosa ex pareja, Luciano Castro, a punto de ser padre con Sabrina Rojas.
-Ese es un caso tremendo, porque hay gente que hasta cree que es el padre de mi hijo. Ahora está con una chica divina. Fue una relación importante, pero no la única ni la más importante. Fue un polvo larguísimo, es cierto. La pasé fantástico.
-¿Quedaron amigos?
-No, con él no. No quiso ser más amigo mío y respeto su opinión. Yo lo quiero y me encantaría verlo ahora, conocer a la bebé, pero en su caso no. Es más cerrado: corta y a otra cosa.
-Ultimo tema en auge: la pareja Calamaro-Breque.
-Estoy preocupada por ese tema...
-La llamó "la personita especial de su vida".
-No, no, no... Me da vergüenza. ¿Es como un extraterrestre? No lo vale la mina. Aunque si un hombre está con una mujer así, debe ser igual... Habla del tipo que es. Me pone muy nerviosa. El ridículo no me gusta, ni exponer el corazón. No entiendo el sufrimiento "compartido". La tristeza es solitaria. Es una falta de respeto con uno mismo. Me encanta su música, pero bueh... a los hombres les agarra también la andropausia. Y el amor de su vida tiene que ser Julieta Cardinali, porque es la mamá de su hija. ¡Qué feo que tu criatura lea que el amor de tu vida es esa nena! Sos un pelotudo, los chicos van al colegio, lo leen los demás. Una vergüenza. Uno puede boludear con un montón de cosas, pero lo importante, lo verdadero, es siempre a puerta cerrada. Eso es una ley en mi vida.
Agradecimientos: (Báez 268)