Luego de un arduo entrenamiento, Sergio “Maravilla” Martínez llega a su casa de Madrid y atiende el teléfono con la cordialidad que lo caracteriza. Poco importan las seis horas arriba del ring, el sudor o la fatiga muscular. A 10.000 kilómetros de distancia, el campeón mundial de los medianos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) se desentiende del cansancio y habla con Ciudad.com de sus demonios internos, sus miedos, su enigmática novia y hasta del prejuicio de aquellos que lo tildan de gay, casi como algo descalificador.
"No tener las riendas de mi vida me da mucho, no miedo, pero es algo como un demonio interno que tengo que combatir".
“Maravilla” ya comenzó a palpitar lo que será su regreso triunfal para pelear en la Argentina, luego de 11 años. El 27 de abril, se medirá ante el inglés Martin Murray, en un estadio Vélez que -ya se sabe- estará colmado en su capacidad. Sin embargo, este presente lleno de brillo y abundancia contrasta con un pasado repleto de necesidades...
Nacido en el seno de una familia pobre y cuando aún se vislumbraba lejos el apodo "Maravilla", abandonó el colegio con apenas 14 años para ir a trabajar con su padre, que se desempeñaba como albañil, soldador y changarín. Pero hay más: porque tan sólo 10 años atrás, incluso, era un inmigrante ilegal que llegó a tener cinco trabajos para poder sobrevivir en España.
Por estos días, Martínez triangula su vida entre sus casas en California, Madrid y Buenos Aires y es considerado uno de los tres mejores boxeadores del mundo. También, un empresario consolidado que posee una cuenta bancaria con varios ceros (sólo en su última pelea contra Julio César Chávez Jr. embolsó 5 millones de dólares). Sin embargo, al telefóno, suena con la misma humildad con la que acunó sus primeros sueños sobre un ring.
- Ya se acerca uno de los desafíos más fuertes de tu carrera. ¿Cambió algo en tu vida personal y en tu perspectiva deportiva desde la pelea con Julio César Chavez Jr.?
"No creo que tenga hijos. No es algo que esté dentro de mis planes".
- En lo personal sí, quizá en lo mediático, moverme por Argentina es prácticamente imposible. Fue un cambio brutal. Pero internamente, de puertas para adentro en mi casa, no pasa nada. Sigo estando igual, pero con un cinturón mas. No hay grandísimos cambios
- ¿Realmente lo sentís como un cinturón más o es especial?
- El combate que gané es especial, porque no era sólo ganarle a Chávez. Había parte de un sistema que funcionaba en el que Chávez era campeón porque tenía que serlo, porque sí. Es un cinturón, vale, pero le gané a un poquito más que a Chávez, ¿sabes?
- ¿Le vas a dar la revancha?
- No lo sé, no sé si está dispuesto a aceptar lo que pedí. Que tampoco pedí gran cosa (se ataja). Cinco controles de sangre antes de la pelea y uno posterior. (N. de la R.: Chávez Jr. dio positivo en el control antidoping posterior a la pelea).
- ¿La pelea en Argentina te moviliza de un modo especial?
- Claro. Partiendo de que no puede ser nunca un combate más porque va a ser un estadio para 40 mil personas y ya está todo vendido. Menos con las condiciones en las que regreso al país. Me fui de una forma y regreso después de 11 años de la opuesta.
- Sin embargo hay cosas que no cambian, ¿no? ¿Es cierto que tu mamá sufre mucho con las peleas?
- Ella fue a muchos combates míos pero, como toda madre, la va a pasar mal. Es algo lógico que cae por decantación. En este va a estar presente, porque yo lo pedí y ella quiere ir. Son lógicos sus nervios. El último combate en vivo que vio fue el último que hice en Argentina, el 2 de febrero de 2002. ¡Hace 11 años!
"Me divierte que piensen que soy gay. Hay mucho gay que me tira los tejos. Pero mejor poner que me gustan las chicas. A ver si después dicen que me gusta Ricardo Fort".
- Tiene una carga emocional bastante fuerte, entonces.
- No me afecta, no hay demasiada carga. No suelo sentir ese tipo de presión, ¿sabes?
- ¿Y vos sentís algún tipo de miedo o nerviosismo?
- Probablemente más cerca de la fecha, pero por el momento estoy tan enfocado en el entrenamiento que lo veo como lo que es. Arriba del ring, será un combate más. El tema es que las circunstancias no son nada parecidas a las de antes. Mientras me lo siga tomando de esa manera, mi carrera va a seguir encaminada. Voy a tratar de no mezclar las cosas y no confundirme.
- ¿Y algún miedo recurrente fuera de lo deportivo?
- La verdad, como es que se dice… no tomar decisiones, no tener las riendas de mi vida, el dejar que las cosas pasen por suerte. Me da mucho... (piensa un instante) no sé si miedo, pero es algo como un demonio interno que tengo que combatir. Es algo contra lo que lucho, que las cosas sucedan porque yo quiero, bueno o malo, me equivoque o no, pero que yo tome las decisiones. Es algo que me mantiene en guardia siempre.
"Durante el entrenamiento, de sexo nada de nada. No está prohibido pero estoy muy concentrado en lo mío y no pienso en otra cosa. No vaya a ser que la jodamos, ¿sabes?".
- ¿Y la vida lejos del boxeo te asusta?
- Mi vida nunca va a estar lejos del boxeo, voy a ser boxeador hasta el día que me muera. Voy a ser promotor. Que deje de pelear, de combatir, de boxear, sí, es algo lógico y lo veo relativamente cerca. Firmé por tres combates, el primero es éste y el segundo va a depender de mi cuerpo. La motivación sigue igual pero mi cabeza se está preparando para otro tipo de objetivos.
- Una vez retirado, ¿te ves teniendo hijos?
- ...lo de los hijos creo que no. Pero cuando se termina un ciclo comienza otro y tendré que saber qué voy a hacer. En lo personal, metas tengo varias, propuestas muchísimas, tendré que analizar. Pero no es algo que esté dentro de mis planes.
- ¿Te molesta que piensen que sos gay, incluso cuando te han visto con parejas mujeres?
- Me divierte, imagínate que digan lo mismo de vos. Es muy raro todo este tema, porque yo sé que tengo mucho arrastre con los gays. No sé por qué, debe ser por cómo me visto, ¿yo qué sé por qué cojones, jajaja? La verdad es que tengo mi chica, no voy a decir su nombre, pero tengo mi chica y me causa gracia porque jamás en la vida hubo nada. Ni una foto ni nadie me vio en una actitud sospechosa como para que digan: “Este anda por la vereda de enfrente”.
- Y sin embargo...
- Exacto. Salen estos comentarios… Y además, te digo, hay mucho gay que me tira los trapos, me tira los tejos. Yo me río, porque tampoco me voy a enojar. Digo, me parece de puta madre si te gustan los chicos, a mí me gustan las chicas y mejor poner que me gustan las chicas. A ver si después sale Ricardo Fort y dice que le gusta Martínez, y salga algún cabrón y diga que a mí me gusta porque la estamos cagando, jajaja.
- Supongo que es porque te corrés del estilo típico de boxeador.
- Yo que sé, pero de ahí a que digan que soy gay, me causa mucha gracia. ¿Dónde estará, de qué se agarran? Porque más allá de que yo pueda leer o escribir o hablar sin comerme las letras eses… Es otro misterio del universo.
- ¿El sexo durante el entrenamiento está prohibido? ¿Seguís un estilo Bilardista, en términos futboleros?
- ¡Nada de nada! No está prohibido pero estoy muy concentrado en lo mío y no pienso en otra cosa. No vaya a ser que la jodamos, ¿sabes?
- Pero decinos, ¿hay algún prohibición de Pablo Sarmiento (su entrenador)? Te dice: “Sergio, vamos, comportáte”.
- No hace falta, nunca metí la pata entonces…Y menos ahora con casi 40 años.