A través de personajes con graves patologías neuróticas, Tiempos Compulsivos abordó problemáticas sociales y subjetivas, como la dificultad para establecer vínculos y de aceptar (o saber) cómo y quiénes somos. Por eso, el último capítulo no defraudó: afianzó las preguntas planteadas y cerró su temporada con una respuesta.
"Lo que más nos cuesta es definir quiénes somos”, reflexionó el personaje de Fernán Mirás mirando a cámara. Y dejó planteado el tema. Es que quizás ese fue uno de los puntos fuertes de la tira: el guión, a cargo de Javier Daulte, mantuvo interesante niveles de abstracción, abriendo espacios de reflexión y estableciendo interrogantes.
"A través de personajes con graves patologías neuróticas, Tiempos Compulsivos abordó temáticas universales y posmodernas, como la dificultad para establecer vínculos o de aceptar cómo y quiénes somos".
La historia terminó con Ricardo (Mirás) y Julieta (Paola Krum) viviendo juntos y comprometidos con la Fundación, mientras que los pacientes (Rodrigo de la Serna, Pilar Gamboa, Gloria Carrá y Guillermo Arengo) mostraron grandes mejorías y siguieron con su tratamiento. Esta vez, sin la ayuda del doctor Busso (Mirás).
Tiempos Compulsivos, dirigido por Daniel Barone, planteó una puesta televisiva con toques teatrales. Las escenas de los actores hablando a cámara en escenarios casi oníricos, y con una clara interpelación a la audiencia, fueron sello de eso.
Del unitario participaron Carla Peterson, un personaje exquisito durante los primeros capítulos, y Juan Minujín, que también se destacó por su trabajo como analista. Además, al excelente elenco (que se completó con Julieta Valina y Marilú Marini, se fueron sumando participaciones especiales, como las de Florencia Peña, Rafael Spregelburd, y Romina Gaetani, entre otros.
A lo largo de la tira, la línea entre los “sanos” y los “enfermemos” quedó desdibujada. Acaso, ¿es esa una manera posible de definirnos? ¿Quiénes somos? ¿Por qué sufrimos?, fueron algunas de las cuestiones planteadas. “Tal vez tendríamos que volver a definir lo humano: integrando, no desintegrando, ampliando, no reduciendo”, dijo Mirás en la mitad del capítulo. Y adelantó el mensaje del final.
En la última escena, el elenco se juntó y se mezcló con la gente en la calle, caminando con los diferentes, con los que parecen iguales, con los que sufren, con todos. “Todos juntos, todos a la vez. Es imposible, pero es la solución”, cerró Mirás, mirando a cámara. Y hablándole, una vez más, a la audiencia.
Un mensaje de unión para una sociedad convulsionada: compulsiva.