"No me parece que sea una persona que tenga talento. Me divierte más tu compañero (Maxi Diorio), porque él no se hizo famoso por un video", disparó Fort. "Yo tampoco", respondió La Sueca.
Como suele suceder en la televisión con la fama efímera, después de la popularidad llega el escándalo (o sigue). En el caso de La Sueca, siguió. Primero tuvo un percance por el video prohibido, y ahora llegó la pelea en Bailando 2012 de la mano de Ricardo Fort.
Después de ver su rock and roll, el jurado arremetió con todo. “Estuviste desprolija, fuera de tiempo, sin gracia… no me gusta”, opinó el chocolatero, y puso un bajo 6. Ella dijo un simple “ok, gracias” como para no tirar más leña al fuego. Pero la leña, y el fuego, siguieron igual.
Acá, las opiniones de Fort, una por una. “No me parece que sea una persona que tenga talento para aprender una coreografía. Necesitaría que cambien de chica para mejorar. Hay cosas que no se pueden aprender, uno tiene talento o no lo tiene. Nada más”, fueron las frases usadas para en-te-rrar-la. Después, aclaró: “No tengo nada contra vos”. ¡Menos mal!
"No me vengas a decir que no soy bailarina porque ya sé que no lo soy”, contestó La Sueca, enojada.
A Alexandra le temblaba la voz: “Yo soy modelo y jugadora de futbol, no soy bailarina. Y me cuesta un montón. Yo vengo acá con muchísimos nervios”, empezó diciendo. Luego agregó: “Yo escucho cada consejo y de verdad lo llevo a los ensayos. Estoy haciendo lo mejor que pueda. Entonces no me vengas a decir que no soy bailarina porque ya sé que no lo soy”.
Marcelo Tinelli dio por finalizada la sesión de catarsis televisiva. Pero cuando las aguas parecían calmas, apareció de nuevo el tsunami verbal de Fort. “Hay gente con tanto talento de que no tiene la suerte de estar acá, que tal vez una chica tan hermosa dedicarse a esto y no darle la oportunidad a otras personas que no tienen el talento… Sí, me divierte más tu compañero (Maxi Diorio), porque él no se hizo famoso por un video”, disparó el chocolatero. La Sueca contestó. “Yo tampoco”, se defendió sin perder la sonrisa inocente y la calma.
Acá está, este es: el día que La Sueca se enojó.