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A Mónica Ayos (41) ahora sólo le alcanza con ser. Ya se acabó ese trillado periodo -pero ineludible en minas como ella, de esas que obligan a voltear la mirada- de tener que demostrar que sabe conjugar el impacto de sus curvas con su carisma y talento, dotes que le permitieron perdurar y ponerse sin sonrojos el feliz rótulo de actriz todo terreno. Mónica ya no tiene que "parecer" ante la mirada de nadie. Ella simplemente "es". Y con eso basta.
"A Diego lo que más lo seduce es mi humor. Pero, nobleza obliga, también le fascina mi lado B, que es la tipa sin prejuicios que puede conjugar el lomo con las demás virtudes… y defectos. Tenemos el privilegio de poder elegirnos todos los días".
Además, porta ese "que sé yo, viste" que encanta y que conquista -casi indistintamente- a hombres y mujeres. Estas últimas, porque la ven como una mujer real, impactante físicamente, pero que no se vanagloria de su lomo como un regalo de la naturaleza, sino como un enorme esfuerzo que, incluso, puso en marcha para luchar contra una autoestima "vapuleada": "A decir verdad, como tuve una adolescencia con sobrepeso, evolucioné en muchos terrenos de mí ser, aunque ese costado mío es debilucho... O sea, no tengo una percepción tan clara de mi misma como muchos creen, yo me siento una tipa más del montón que, gracias a su gran sentido del humor, supo reírse de sí misma antes que nada ni nadie", rescata con soltura ante el mano a mano con Ciudad.com
Tras cuatro años de éxitos sin interrupciones en México (aunque también se permitió pequeñas participaciones en nuestra TV local), donde es figura de Televisa junto a su marido, Diego Olivera (46), la temporada marplatense la regresó este verano a la Argentina y al reencuentro con sus afectos y su público en Una atracción fatal (obra en la que comparte el escenario del Roxy con Raúl Taibo y Marcelo De Bellis). Excusa ideal para que Ayos se anime a posar sus excepcionales 41 años a la vera del mar y se abra, sin vueltas, a la charla...
-¿Cómo estás viviendo esta vuelta a la temporada teatral marplatense con Una Atracción Fatal?
-Con intensidad y muy consciente de mis ganas de reencontrarme con el escenario argentino. Este proyecto llegó en el espacio justo que tenía entre el unitario que terminé de grabar en Televisa y el nuevo culebrón que comienzo a grabar en mayo, para la misma empresa. Es una obra que nos da la satisfacción de que la taquilla se alimenta con el boca a boca del público, ¡y eso es muy halagador para nosotros! Además, en mi caso, fue la excusa maravillosa que encontré para reencontrarme con mi familia, mis afectos, mis colegas y mi tierra. Haciendo esta temporada puedo compartir tres meses con quienes amo.
-Esta decisión también implicó separarte unos meses de tu marido, Diego Olivera, que se quedó en México...
-Diego viene muy seguido a Mardel y, el 15 de febrero, que termina de grabar su tira en Televisa, viaja para quedarse conmigo, acompañándome hasta el 15 de marzo. Así que la distancia no nos modificó de manera dramática ni mucho menos. De hecho, Diego viene más seguido de lo que todos creen. Ahora mismo está acá conmigo.
-¿Pero estábas viviendo sola?
-Vine con mi hija Victoria, de 10 años, y el personal que nos acompaña siempre en este tipo de viajes, ya que me ayudan a que la estadía sea más cómoda y podamos, a su vez, relajarnos. Vicky está feliz de estar acá porque adora a sus primos y se están disfrutando como nunca.
-Los dos trabajan mucho, ¿cómo sincronizan sus tiempos para concretar sus metas profesionales sin descuidar las personales?
-Aceptar la obra y venirme a la Argentina estaba muy pensado, desde la logística y la articulación de los tiempos de ambos. Además, los viajes ya son parte de nuestra realidad. Nosotros somos muy agradecidos del mundo que supimos construir porque llevamos una vida hermosa… Los dos trabajamos mucho para lograr esta sincronización, sin perder de vista la familia ni las metas individuales, que nos hacen sentir plenos y nos permite elegirnos todos los días como pareja y compañeros de ruta.
"No me desespera vivir al palo porque esté de moda ir así por la vida... Con los años tuve ganas de pulir mi lado espiritual que, ahora, me acompaña de un modo más consciente, viviendo el aquí y ahora con menos ansiedad. Ya no confundo armonía con rutina".
-Definís a Diego como "tu compañero de vida y de ruta". ¿Creés que él es tu amor para toda la vida?
-Creo en el amor y creo en este amor, porque tenemos el privilegio de poder elegirnos todos los días.
-Hablando de parejas, hace unas semanas tomó relevancia la relación sentimental de Viviana Saccone con Santiago García Rosa, donde se hizo foco en la diferencia de edad entre ellos. Vos trabajaste con ella, ¿te sorprendió el noviazgo?
-Frente a situaciones de otros no creo que haya que poner a nadie en el lugar de juez, y yo no sirvo para el rol de jurado. Cada quien encuentra el amor a su modo. Tampoco encuentro divertido ponerme en la situación de ellos, ni entrar en un juego de palabras de qué haría o qué no haría, por el simple hecho de que respeto al prójimo, el amor, la privacidad y la libertad de cada uno.
-En tu discurso se plasma una mirada de respeto, desprejuiciada y poco superficial para con vos y el otro, ¿cultivas tu parte espiritual?
-Siempre fui así. Esa es mi esencia. No soy bélica, soy una tipa tranquila, aunque justiciera por naturaleza y con carácter fuerte. Me caracterizo por ser familiera y sin mucha vuelta. Mi carácter toma un rol muy firme y solemne sólo si algo me hace ruido o no me cierra, pero mi inteligencia emocional está alerta siempre para no derrapar dentro de la vorágine de un mundo que, además de ser hermoso, tiene muchas cosas feas. No me desespera vivir al palo porque esté de moda ir así por la vida... Con los años tuve ganas de pulir mi lado espiritual que, ahora, me acompaña viviendo el aquí y ahora con menos ansiedad y más pausa para que el disfrute sea genuino. Ya no adolezco en eso, ya no confundo armonía con rutina. Ese es un laburo que tuve que aprender a aplicar en distintas áreas de mi vida y, realmente, me funciona a pleno.
DIOSA SIN EDAD EN EL MAR.
-Posaste sexy para Ciudad.com, ¿hablaste con Diego antes de hacer la producción? ¿Se consultan estas cosas?
-Sí, le conté y le encantó...
-¿Qué lo seduce de vos?
-Creo que mi humor. Pero, nobleza obliga, también le fascina mi lado B, que es la tipa sin prejuicios que puede conjugar el lomo con las demás virtudes… y defectos.
-¿Qué comentarios te hace cuando te ve en alguna foto provocativa?
-Deberías preguntárselo a él, pero Diego siempre se sorprende y admira lo versátil que soy. Él suele decir que eligió como su mujer a una suerte de cocktail explosivo, que lo conforman todas mis facetas: el humor, la actriz, la madre, la esposa… Todas coexistiendo con el lomo y las curvas. Ante eso, no hay margen de error en la elección (risas).
-Con el paso de los años, ¿te cuesta más hacer fotos sensuales o estás más segura de vos, de tu cuerpo, y lo mostrás orgullosa?
-¡Tengo 41! No es poco... Pero los llevo bastante bien, haciéndome cargo de lo que conlleva no ser eternos. Sé que la perfección es puro cuento y nada me quita el sueño como el amor a mi familia. El resto, es yapa. Yo me hago cargo de que en lo superficial hay ciertas huellas que nos deja de regalito la ley de gravedad… Mientras, el tiempo sigue transcurriendo.
"Mi etapa de sobrepeso, a los 15, fue difícil. No encajaba en la manada y, a esa edad, se puede ser muy cruel si no seguís los patrones de modas del resto... Pero mi talle de pantalón no pudo robarme la sonrisa".
-En las fotos se te ve muy bien. Podríamos decir que no tenés nada que envidiarle a una veinteañera. ¿Cómo hacés para mantenerte siempre linda y en línea?
-¡No! ¡Ojalá! Eso lo dijiste vos. A decir verdad, como tuve una adolescencia con sobrepeso quedé con la mentalidad de "una chica de huesos grandes", como solía consolarme mi abuela Juana. Así que, de ese tiempo a esta parte, evolucioné en muchos terrenos de mí ser, aunque ese costado mío es debilucho... O sea: no tengo una percepción tan clara de mi misma como muchos creen, yo me siento una tipa más del montón que, gracias a su gran sentido del humor, supo reírse de sí misma antes que nada ni nadie. El humor me ayudó a salir ilesa gran parte de mi vida y no fue casual. Sin dudas, el humor es mi cable a tierra. Pero, volviendo a la pregunta, me mantengo en línea teniendo una vida sana. Amo comer, pero me cuido, como normal, lo necesario, y hago ejercicios para sentirme con vitalidad. Igual, yo pregunto: ¿después de los 40 hay otra opción? Ah, sí, también podría elegir abandonarme a mi suerte y ser feliz, comiendo papas fritas con ketchup todo el día… Pero no se puede.
-¿En qué situaciones recurriste al humor para no salir lastimada?
-En mi etapa de sobrepeso, a los 15. Fue difícil, no encajaba en la manada y, a esa edad, se puede ser muy cruel si no seguís los patrones de modas del resto... Pero mi talle de pantalón no pudo robarme la sonrisa ni la carcajada. Entonces, utilizando mi humor, que ya venía de fábrica, aprendí a reírme de mi misma y salvar una gran parte de una autoestima que venía vapuleada.
-Hoy, ¿qué acciones o situaciones te vulneran?
-Me vulnera la falta de compasión entre las personas. Sentirme presa de eso alguna vez, por el contrario de convertirme en vengadora, me volvió una tipa muy sensible con respecto a lo que le pasa al otro. Yo antepongo el respeto por sobre todas las cosas.
Fotos: Musepic