Nada se compara con el aroma y la textura de una pizza casera cocida a la piedra. Su base crocante, su interior aireado y su superficie cubierta de queso derretido hacen de esta receta una opción infalible para cualquier reunión familiar. Con una buena salsa de tomate y los ingredientes que más te gusten, podés lograr un resultado digno de una pizzería sin salir de casa.
Ingredientes
600 g de harina.
10 g de levadura fresca prensada.
360 cc de agua tibia.
Una cda de sal fina.
Una cda de aceite de oliva o girasol.
Procedimiento
1) Colocar sobre la mesa la harina en forma de corona, hacer un hueco en el centro y colocar la levadura desmenuzada y la cda de aceite.
2) Poner la sal por el costado de la corona de harina.
3) Volcar el agua tibia en el centro de la corona, sobre la levadura para ir disolviéndola con la punta de los dedos mientras se toma harina desde el centro hacia afuera. Agregar agua de a poco hasta lograr una masa bien chiclosa.
4) Amasar varios minutos sobre la mesa hasta que no se pegue a las manos y tenga una textura lisa y sedosa. De ser necesario agregar más harina.
5) Amasar durante algunos minutos y estrellar varias veces el bollo sobre la mesa.
6) Dar forma al bollo y dejar descansar tapada flojamente con un paño en un lugar templado y sin corrientes de aire, hasta que duplique su volumen.
7) Desgasificar aplastando el bollo y dividir en tres o cuatro partes iguales.
8) Colocar cada bollo en el centro de una pizzera aceitada y con la punta de los dedos estirar llegando bien hasta los bordes.
9) Dejar leudar por unos 15 minutos más y terminarla con salsa, muzzarella y el topping de preferencia.
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