Explosiva primero y ceremonial después. Así será la última temporada de "La casa de papel", cuya primera parte llega a Netflix este próximo viernes, un estreno con el que comienza la despedida de una serie que ha cambiado el panorama de la ficción española y es una de las más vistas del mundo.
"La serie nos ha ayudado a todos a ganar confianza en los proyectos que hacemos, a entender que también somos capaces de hacer cosas que antes a lo mejor solo hacían los americanos", cuenta a Efe la actriz Úrsula Corberó, conocida en medio mundo con su apelativo de Tokio.
La narradora de la historia de la banda de atracadores más famosa del mundo recuerda ahora la primera vez que leyó los guiones firmados por Álex Pina: "Cuando me dieron los primeros guiones, antes de empezar a rodar, yo decía "esto es rarísimo, esto puede ser la bomba o ser una de esas cosas que no hemos hecho nunca, que no sabemos cómo se hace, un quiero y no puedo".
Y fue lo primero. Una bomba que estalló cuando Netflix supo ver el potencial de la serie y compró sus derechos tras sus dos primeras temporadas en la cadena de televisión Antena 3, que se emitieron en 2017. Decidió reeditar la serie y lanzarla al mundo y el himno partisano del "Bella Ciao" comenzó a expandirse como la pólvora y a alcanzar los lugares con los que camuflaban su identidad los atracadores: Río, Berlín, Nairobi, Helsinki, Denver.
"Nos ha dado también un chute de autoestima dentro de la industria y es muy importante eso, darnos cuenta y ser conscientes de que en España somos capaces de hacer cosas increíbles", añade Corberó, quien acaba de estrenar su primera película en Hollywood ("Snake Eyes: El origen") y, en el año previo a la pandemia, rodó en 14 países diferentes. "La casa de papel" ("Money Heist") también ha sido un antes y un después en su vida y en la de muchos de los actores que la protagonizan.
"Tiene que pasar todavía tiempo para poner en perspectiva lo que nos ha pasado", cuenta a Efe Pedro Alonso, Berlín, líder de la banda que logró en las primeras temporadas asaltar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Lo que ha pasado: "una suma de variables y un milagro al mismo tiempo".
Algunas claves: "que ha sido una serie ambiciosa en términos de género, que no compitió con el género de atracos habitualmente anglosajón o americano y tiene personajes más calientes, más latinos, con una iconografía pop que además pulsa un sentimiento universal de hartazgo frente al sistema y los poderes fácticos y los bancos", añade Alonso.
Netflix decidió "mandarlo al mundo" y "de pronto David se convierte en una fuerza y compite contra un Goliat al que siempre mirábamos como algo a lo que no podíamos acceder, y pasa este milagro", explica el actor, quien pese a "fallecer" tras el final de la segunda temporada ha seguido vivo en la trama gracias a los constantes flashbacks.
Y hoy, "en un momento en el que la industria sigue teniendo muchas fragilidades, la televisión española se ha colocado como referencia en el mundo", añade el intérprete, quien señala también como responsables del éxito de las producciones españolas a los profesionales del sector que han luchado con uñas y dientes en las malas épocas.
"Si la industria de la televisión española no hubiera pasado por la crisis que pasó hace doce o trece años, cuando estuvo todo a punto de saltar por los aires, y si no hubiera habido tantos profesionales trabajando en condiciones precarias, no habría gente tan preparada para lo que ha pasado ahora y para sostener la entrada de más pasta cuando ha llegado", añade.
Fuente: EFE