"Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, y sin embargo estoy aquí resucitando", cantaba María Elena Walsh en Como la cigarra, esas frases cobran otro sentido hoy, nuevamente, con la desaparición física del genial Roberto Gómez Bolaños. Ese hombre murió, pero la infinidad de personajes que creó, seguirán vigentes por muchos años más. Seguramente, muchísimos más.
En los últimos años, la salud endeble de Chespirito generó múltiples versiones, y una decena de veces se anunció el triste final. Sin embargo, ese desenlace llegó recién este último viernes de noviembre. Pero el talento inconmensurable de este actor, director, guionista, compositor, comediante, dramaturgo, productor, publicista, y por sobre todo creativo en todas esas áreas, lo convirtió en un ícono mundial para varias generaciones.
Bolaños tuvo dos esposas, (con la que tuvo seis hijos) y la famosa Florinda Meza, con la que se casó diez años atrás, después de más de cuatro décadas de amor.
En 1970 nació El Chapulín; y un año después, El Chavo. Desde entonces, un montón más de personajes siempre con la CH: Chapatín, Chómpiras, Chaparrón Bonaparte y Vicente Chambón, entre otros. En principio, bautizó a sus personajes con esta letra de casualidad, pero luego siguió utilizándola por cábala y porque muchas groserías en México comienzan con esa consonante. Así, castellanizó su apodo de Shakespeare a Chespirito, El Chapulín Colorado proviene del náhualt "chapolin" (saltamontes); El Chavo, de los chavalos (los niños), El Chómpiras es un mexicanismo que significa ladrón, La Chilindrina fue por un pan mexicano que aparenta tener "pecas", y así tantas otras criaturas inolvidables. Quizás fue por esa misma Che, tan característica localmente, la atracción tan contundente que nos provocó a los argentinos.
Se contaron mil anécdotas, y se repetirán millones de veces todos los capítulos. Seguirán los enfrentamientos entre los actores del elenco, y se hablará de la millonaria herencia. La muerte física de las estrellas siempre genera una reprise importante de los productos del fallecido. Sin embargo, este artista superará incluso esa regla de oro del mundo del espectáculo, porque una vez que pase la "atracción por el muerto", el mundo hispanoparlante continuará largando sonrisas y carcajadas, con esas vigentísimas ocurrencias de los 70 y los 80.
Y como cierra ese himno de María Elena Walsh: "Tantas veces te mataron, tantas resucitarás, tantas noches pasarás desesperado, a la hora del naufragio y la de la oscuridad, alguien te rescatará para seguir cantando..."
En este caso, será el humor ese héroe para el naufragio. ¡Adiós, Chespirito!