El romance entre el economista y la sex symbol no fue fácil. Quizás fue (o es) uno de los grandes amores de Luciana Salazar. Sin embargo, la otra parte no parece haber actuado en consecuencia. Ella tuvo algunas historias importantes en su vida, sin embargo esta fue la única que conocimos públicamente con detalles. ¿Por qué? Aquí vamos…
Luciana fantaseaba con formar su familia junto a Martin. Pero a pesar de las promesas, nunca se concretaba la ilusión de la sobrina de Evangelina y Palito.
Y la reacción tras los furibundos tweets de ella, fue sintomática de la toxicidad del vínculo.
El hijo adolescente de Redrado, de 19 año, es quien se habría encargado de obstaculizar todo el tiempo los últimos meses de noviazgo. Y Luciana nunca logró sentirse completamente la "señora Redrado".
"No me merezco tanto maltrato!! Muuuy enfermooooooo!!! ¿Qué se puede esperar de una persona que jura por la salud de sus hijos mentiras?; "Preguntémosle a la gente si @martinredrado es un "hombre de honor?"; "A los que están en Brasil les aviso que por las tribunas del arena anda un maltratador. Si lo descubren insúltenlo de mi parte"; "Su nombre de pila es Hernán Pérez pero no le gusta que lo llamen así, solo para ser NN", reveló ella desde la red social.
Mientras que él, consultado por la prensa, bajó el tono y dijo: "Yo no estoy separado por mi parte, cuando llegue charlaremos". Y esta actitud de ninguneo también se reiteró durante los años de amor. Ella nunca logró sentirse completamente la “señora Redrado”.
Al principio fue Ivana (desde hace un tiempo rehízo su vida) que, como buena ex mujer despechada, interfería para que no fluya la vida de los nuevos tortolitos. El entorno político tampoco fue fácil de soslayar, y así lo explicitan los archivos. Persecuciones, amenazas, espionaje fueron sólo algunos de los condimentos. Y el último capítulo determinante fueron los hijos. En especial, el varón.
Para conocer la realidad familiar de los Redrado, habría que repasar cómo fue ese matrimonio. Pero más allá de los detalles escabrosos, Martín fue siempre un padre muy presente, que no pudo lidiar entre sus hijos y Salazar. Especialmente el varón (muy apegado a Ivana), no terminó nunca de aceptar a Lulipop. El adolescente de 19 años (que escucha mucho más a su madre) es quien se habría encargado de obstaculizar todo el tiempo los últimos meses de noviazgo.
El economista intentó durante todo este tiempo lidiar con todo este andamiaje de conflictos. La vedette tragó saliva más de una vez, y cargó su cruz de desplantes permanentes. Pero finalmente, algo se quebró con el viaje de él a Brasil, y este podría ser definitivamente el final de un amor. Esta vez, al economista le fallaron sus cálculos.