Como casi todas las noches, el viernes pasado Samuel Gelblung y su mujer salieron a cenar a un restó. En esta oportunidad, acompañados por su amigo Luján Gutiérrez (Consejero General de Editorial Atlántida) y su mujer Gache, fueron a un famoso lugar de sushi de la Avenida Figueroa Alcorta. Pero no fue una comida más, sino la previa al infarto que llevó al periodista a tres stents el sábado por la madrugada en el sanatorio Mater Dei.
Como buen hiperquinético, tras la operación del sábado a la mañana, Chiche comenzó a contestar algunos SMS y a llamar a sus productores televisivos y radiales, para establecer sus reemplazos. Por prescripción médica, el animador se alejará de la actividad por una semana.
La historia de este “infarto silencioso”, como lo denominan los profesionales de la salud, comenzó mucho antes. Según comentaron sus compañeros de radio, Gelblung estaba desmejorado y demacrado. A muchos de ellos los sorprendió que en estos días comía poco y no tenía buen semblante. De hecho, el viernes hubo una ronda de sushi y sólo probó unas pocas piezas. Luego, le pidió a su producción una gaseosa de lima-limón porque se sentía caído. En un momento del ciclo radial, tuvo el primer síntoma: una sudoración fría. Allí, abandonó por unos instantes el micrófono, les pidió a sus colegas “bánquenme”, y fue al toilette para recomponerse. Al finalizar el programa de cuatro horas (en Radio 10), el conductor pasó a buscar a su mujer Cristina Seoane por el triplex en el que viven en Palermo, y de allí continuaron hasta el restó.
La cena junto a Luján Gutiérrez (padrino de su hijo Federico), tenía un motivo especial: celebrar que se convertirá en abuelo. La noche transcurrió con normalidad, charlaron sobre el abuelazgo, pero además paradójicamente bromearon sobre una nota con Beto Casella donde charlaron sobre los infartos. En la entrevista, Chiche lo “gastó” al conductor de “Bendita” diciéndole que “a los 70 estaba invicto de los stents”. Mientras Casella lo chicaneaba con que estaba "fuera de onda", ya que "todos en la tele tenían alguno”. Durante la cena, Gelblung recordaba la anécdota y aseguraba: “Cada vez que veo al Dr. Luis De La Fuente (eminencia en la materia), cruzo de vereda porque te quiere poner un stent”. Los periodistas y sus mujeres comieron y brindaron hasta pasada la una de la mañana.
Cuando salieron del restaurante, Gelblung le dijo a Cristina que era una buena idea irse directamente a la casa de Pilar, y no volver al departamento en Palermo. Pero Cristina se negó, porque lo vio muy cansado, y lo convenció de quedarse en Capital. Lo que ahora resulta una anécdota más, fue quizás el hecho de que sin saberlo, le salvó la vida al conductor. Ya que este tipo de “infartos silenciosos” no siempre presentan los síntomas comunes, y pueden pasar inadvertidos o confundirse con otro malestar.
Sin embargo, un rato después y ya en la cama, Chiche comenzó a sentirse mal, y el matrimonio decidió ir de urgencia al Mater Dei. Allí fue cuando los médicos le dijeron que debía operarse de manera urgente, y procedieron a realizar la intervención que terminó con tres cánulas que ahora le permiten que su sistema sanguíneo funcione normalmente. Quizás, si hubiesen viajado a Pilar, la historia hoy sería otra. De hecho, en la cena previa Chiche y Luján bromearon sobre sus muertes, y especularon por un largo rato, si alguno de ellos sería tapa de Gente el día que partieran a otro mundo.
Esta vez, Chiche esquivó a la muerte, ¡y su mujer fue su salvadora!