Los programas de espectáculos, que jamás tocan estos temas, como Intrusos, Infama o Implacables, se sumaron al Caso Angeles sin dudarlo. Relegaron un rato a la farándula, dándole prioridad a los forenses, columnistas de policiales, vecinos y familiares de la victima y el acusado. Y esto no es criticable: la nafta de la tele es el rating.
"La competencia por la audiencia vivió en las últimas semanas uno de sus capítulos más destacados del año. Los canales sacaron toda su artillería para tratar de hacerse con el favor del espectador. Se modificó la programación y el contenido de varias señales y ciclos de actualidad. Para la ocasión, los canales pusieron todo su empeño en atraer la atención, a base de rótulos sensacionalistas, anuncio de exclusivas constantes y sobre todo, tirando de temáticas opuestas pero igualmente efectivas: crimen y sexo. Las emisoras se desfondaron por impactar y llevarse al público a su terreno. Según Freud, la explicación del fenómeno radica en las pulsiones sexuales y la pulsión de muerte".
El análisis corresponde a un colega español, que relata el momento que está viviendo la teleaudiencia de ese país. Evidentemente, nada tenemos que envidiarle a la Madre Patria.
Si bien el fanatismo por la prensa rosa y amarilla no era novedad, se sumó como novedad el fervor del espectador por consumir cualquier detalle del Caso Angeles. Este homicidio conmocionó a la pantalla local y a sus seguidores. Fue así que los detalles de la muerte de la adolescentes invadieron la TV de la mañana a la noche.
Uno de los casos más notorios fue el de Mariana Fabbiani. El diario de Mariana es uno de los programas que mutó a partir de este tema, muchos lo rebautizaron El diario de Angeles, ya que abandonaron la idea original del envío, para seguir el paso a paso de las desventuras de la familia Rawson. Aunque sea momentáneo, y el plan es volver a lo que fue en el inicio, El Sifonazo y otras secciones, tendrán que esperar un tiempo.
En España, el veredicto de culpabilidad de José Bretón por el asesinato de sus dos hijos, Ruth y José, provocó un efecto similar a lo ocurrido acá con el caso Rawson-Mangeri.
Hasta Mauro Viale consiguió un programa especial los domingos, en donde sólo se discurre sobre esta temática.
Incluso, los programas de espectáculos, que jamás tocan estos temas, como Intrusos, Infama o Implacables, se sumaron sin dudarlo. Relegaron un rato a la farándula, dándole prioridad a los forenses, columnistas de policiales, vecinos y familiares de la victima y el acusado. Y esto no es criticable: la nafta de la tele es el rating.
En España, el veredicto de culpabilidad de José Bretón por el asesinato de sus dos hijos, Ruth y José, provocó un efecto similar a lo ocurrido acá con el caso Rawson-Mangeri.
En estos días, la pulsión por la muerte desplazó, aquí y allá, momentáneamente a la pulsión sexual. Así lo reflejó el morbo del medio y del público. Porque finalmente, el que tiene el poder de decidir es el dueño del control remoto.