El asesinato del joven Fernando Báez Sosa se ha convertido en uno de los casos más emblemáticos de la actualidad argentina, no solo por la violencia con la fue cometido, sino también porque refleja algunos de los aspectos más negativos de la sociedad.
Este martes, Graciela, la mamá de Fernando, recordó a su hijo y contó que se sigue preguntando después de dos meses por qué lo mataron. “Fernando no les hizo nada. Ellos (por los rugbiers acusados del crimen) no le dieron ni siquiera una oportunidad de correr. Yo siempre le decía que, ante cualquier cosa que ocurriera, que él tenía que salir corriendo porque iba a terminar mal. Pero ellos no le dieron oportunidad de nada. A veces me acuesto y pienso en estos muchachos, que no tienen sentimientos y me pregunto a mí misma: ‘¿Por qué lo hicieron, si no les hizo nada?’. El solamente era un chico que fue a divertirse, a pasarla bien. Y es triste lo que le hicieron: lo mataron a traición.”, recordó en una entrevista que le realizó Maju Lozano en Todas las Tardes.
Sin embargo, esta reflexión, la llevó a relatar un hecho que la hizo sonreír el día en que vio por última vez a su hijo con vida. “A él no le gustaba que le saquen fotos pero el último día que lo vi, él se iba a Miramar con cinco amigos de la primaria y me preguntó si tenía mi celular. ‘No lo traje’, le dije, porque pensé que a él no le iba a gustar. Pero me dijo ‘Andá a buscarlo’ , y no sabés cómo subí a buscarlo y le saqué una foto. Y cuando iba caminando por la calle lo iba filmando y se lo enviaba a Julia”, dijo en referencia a su novia, sentada junto a ella.
“No sabés lo triste que es, porque era la última foto y él me pidió que se la saque”, explicó Graciela, antes de confiar cómo es su drama diario, ahora que Fernando no está. “No puedo levantarme ya en la mañana. Trato de tomar una pastilla a la noche para descansar. Mi marido me dice: ‘Levantate, Graciela’, y yo le digo que no tengo ganas. Y él me pide que lo haga; “Por favor”, me dice; o se pone a llorar al lado mío. Y yo trato de levantarme porque pienso que lo hago sufrir, y él es trasplantado. Ganas de levantarme no tengo. Ganas de vivir, no tengo. Pero pienso que debo ser fuerte y rezar a Dios para que me dé fuerza para que se haga justicia por mi hijo”, concluyó, con lágrimas en los ojos.