Este miércoles, Diego Maradona sufrió un paro cardíaco fulminante que acabó con su vida en la casa del Barrio San Andrés en la que su familia decidió alojarlo para que se recupere tras su operación más reciente. Este triste hecho se enmarca en una vida signada por las adicciones y los excesos que debilitaron el corazón del astro, que sufrió dos episodios gravísimos en los que pudo gambetear a la muerte.
El 4 de enero de 2020 se cumplieron 20 años del episodio más grave, cuando ingresó en un hospital de Punta del Este en estado crítico debido a su adicción a las drogas. En aquella ocasión, su mánager Guillermo Coppola llamó al doctor Jorge Romero y le contó que no podían despertar a Maradona, que dormía desde hacía “dos días”. “Pero entonces no está durmiendo, está en coma”, razonó el médico y de inmediato recorrió con su auto los casi 30 kilómetros que separaban su chacra del Policlínico La Barra al que hizo trasladar al paciente.
El médico determinó que el exfutbolista tenía una crisis hipertensiva y una arritmia ventricular. "Además, dejaba de respirar durante lapsos de cinco o seis segundos. Estaba muy grave en serio. ¡Se estaba muriendo!", dijo Romero en una entrevista con Teleshow.
Tras realizarle una serie de análisis, se pudo determinar la existencia de clorhidrato de cocaína en la sangre y la orina del exfutbolista, lo que habría originado los síntomas. Curiosamente, el 4 de enero de 2019, a diecinueve años exactos de aquel hecho, los médicos de la Clínica Olivos decidieron internar al técnico tras detectarle un sangrado estomacal durante unos estudios de rutina.
Tras unos días de reposo en Punta del Este, Maradona fue trasladado a Buenos Aires, y finalmente emprendió su viaje a Cuba, donde permaneció hasta marzo de 2004, aunque regresó brevemente al año siguiente. Fue a su regreso a Buenos Aires cuando ocurrió el segundo episodio ya que fue internado de urgencia en la Clínica Suizo-Argentina el 19 de abril debido a una "una crisis hipertensiva en un cuadro basal de miocardiopatía dilatada y posterior hipotensión arterial, que necesitó medicación y apoyo hemodinámico".
Horas antes, Maradona había estado viendo un partido entre Boca Juniors y Nueva Chicago desde su palco vitalicio en La Bombonera, aunque se retiró antes de que finalizara el primer tiempo. De ahí se dirigió junto a un grupo de allegados a una quinta que alquilaba en General Rodríguez. Allí se produjo su nueva recaída por causas que nunca fueron especificadas y a las 18.10 fue trasladado a la clínica.
Los médicos también detectaron en aquella ocasión una insuficiencia respiratoria que motivó que el exfutbolista sea intubado para asistirlo debido a que debieron sedarlo para poder tratarlo ya que Maradona llegó con casi 40 grados de fiebre, la presión por las nubes y estaba afectado por un estado de excitación psicomotriz. “Me tomó por sorpresa, porque lo veía casi todos los días desde que está en el país, en General Rodríguez, y nunca noté nada raro”, señaló su médico personal Alfredo Cahe.
En aquella oportunidad, dos de los carriles de la avenida Pueyrredón, fueron copados por hinchas, que lo alentaron durante toda la noche. “Diego, Argentina te ama”, se podía leer en una de las banderas que portaban los fanáticos.
Tras este incidente, Maradona se sometió en marzo de 2005 a una operación en Colombia en la que le colocaron un bypass gástrico debido a que había llegado a pesar 120 kilos. Con una estricta dieta, el astro logró bajar 50 kilogramos y en agosto se lo pudo ver en plena forma al frente de La noche del Diez, un ciclo de especiales que salieron al aire por eltrece hasta noviembre en los que entrevistó a colegas, amigos e incluso a Fidel Castro.
En los años siguientes, la salud de Maradona fue objeto de polémicas debido a cómo se lo veía en sus apariciones en los medios, ya que le costaba coordinar sus palabras. Sus hijas Dalma y Gianinna sostuvieron en más de una ocasión que el exfutbolista se encontraba en este estado a instancias de sus allegados, que no controlaban sus excesos.
Finalmente, el lunes 2 de noviembre Maradona concurrió a la clínica Ipensa de La Plata para realizarse una serie de chequeos, donde le detectaron un hematoma subdural. Al día siguiente fue trasladado a la Clínica Olivos donde el doctor Leopoldo Luque lo operó con éxito. Al cabo de una semana fue trasladado a la casa del Barrio San Andrés, ubicado en la localidad de Benavídez, donde se produjo su muerte.