Valeria Bertuccelli dio una entrevista íntima en la revista Luz y allí se refirió al estreno del film Ni un hombre más y habló mucho sobre su familia: sus dos hijos y su marido.
"El tatuaje con mi nombre en la tapa del disco fue una sorpresa que me hizo. Un gran gesto de amor que me derritió", reconoció la actriz.
Sobre sus hijos y las diferencias de edadas entre ellos (Florián tiene 18 años, Vicente 5), la actriz contó: "Está buenísimo repartirse entre los chicos, porque tengo dos energías diferentes".
Y, entre risas, dio dos ejemplos de la convivencia con ellos. El primero: "El otro día estábamos los tres tirados en mi cama. Vicente me daba muchos besos y no entendía como Florián no quería hacer lo mismo. '¿Cómo no tenés ganas de darle un beso en la boca a mamá?', le decía desesperado".
El segundo ejemplo, en cambio, fue sobre su hijo mayor: "Florián está entrando en esa etapa post adolescente en la cual los varones vuelven a querer a sus madres. ¡Eso me encanta! Para él soy como una ex novia, a la que queire y con la que puede ser amigo, pero nunca más volvería. Me invita a tomar un café y, como buena ex, yo voy contenta y feliz. Nos estamos reencontrando, pero desde oro lugar".
Por otra parte, habló sobre la posibilidad de buscar a la nena de la familia: "No, siempre quise tener uno para cada mano. ¡Y pulpo no soy! Así que cerré la fábrica".
A su vez, habló del gesto de amor de Vicentico en 5, su último disco (ver foto): "El tatuaje con mi nombre en la tapa fue una sorpresa que me hizo. Un gran gesto de amor que me derritió. Su último disco me encanta. En general, la pega bastante".
Y, sobre su vínculo con el músico, agregó: "En nuestra relación, todo fue cambiando, no sólo el amor. Nosotros no somos los mismos que hace 18 años, ¡gracias a Dios! Tuve la suerte de que Gaby se fuera transformando y que a mí me siguiera gustando e interesando. No hay mucho más que eso. El amor cambia, crece con el paso del tiempo".
Por último, concluyó: "Por suerte, seguimos caminando de la mano. Lo que nos pasó siento que es como una casualidad. Un gol que entró sin querer y salió genial. No hay que ponerse a remar la relación y eso es mágico.