Perdidos en la tribu, el docu-reality emitido por Telefe, llegó a su fin con un desenlace emotivo que representó el lazo afectivo que se forjó entre las tres familias argentinas y las tribus, tras casi treinta días de convivencia.
La idea del programa era mostrar una experiencia intercultural entre los argentinos y los nativos de Indonesia, Etiopía y Namibia y, aunque en varios pasajes se quedó en las anécdotas más superficiales y pintorescas, logró visibilizar ciertas costumbres de las tribus, que aparecen como exóticas bajo la mirada occidental.
El objetivo del reality era que estas tres familias logren adaptarse y sean aceptadas por los nativos. El premio por lograrlo era de 300 mil pesos. El final del programa fue mucho más allá de esto, ya que no sólo todos fueron aceptados por los respectivos grupos (por lo que se repartirá la plata) sino que además mostró el lazo emocional creado a pesar de todas las diferencias.
Los personajes más populares del reality fueron las hermanas Brenda y Nayla Villoslada, que mostraban cierta rebeldía ante las prácticas de los nativos y extrañaban la vida más ligada al consumo. Pero el final mostró a las adolescentes emocionadas por haber podido aprender ciertos valores que superararon a los de su vida cotidiana.
De este modo, los Villoslada, los Moreno y los Funes se despidieron de la pantalla chica, con un programa que, a pesar de las críticas, logró cautivar a una audiencia fiel y con ganas de contenidos diferentes.