“Recién estoy aprendiendo a ser una mamá que tiene dos hijos, que está separada y tiene un novio. Es algo nuevo para mí, por lo que te mentiría si dijera que estoy pensando en algo concreto. Pero sí, en un futuro claro que me gustaría. Sueño con casarme y volver a ser madre”.
Florencia Peña (39) y Ramiro Ponce de León (39) decidieron disfrutar de unos días de amor y puro relax en las paradisiacas playas de Aruba, un lugar soñado para consolidar esta etapa de conocerse mutuamente, como la actriz califica la relación. Y ahora se conoció el álbum sexy de la travesía de la pareja.
“Uno está en la etapa de conocerse, entonces me parece que está bueno pasar tiempo juntos. Y sobre todo tiempo de convivencia porque hay un momento en el que las parejas empiezan a decaer, uno se empieza a mostrar tal cual es, porque es imposible sostener una máscara tanto tiempo. Y en la convivencia se empiezan a ver esas situaciones concretamente”, comentó en una entrevista con la revista Caras, que muestra las fotos de la actriz y su novio, felices en la arena y el mar.
Peña viene de un año de mucho trabajo que la devolvió al escenario con el impecable musical Vale todo, luego del mal paso por Dale la Tarde!, el programa que condujo junto a Mariano Iúdica por El Trece, y del que renunció tras un mes y medio. Por eso, ahora sólo quiere disfrutar de su relación y sus hijos, con quienes se está reacomodando tras la separación de Mariano Otero.
“Recién estoy aprendiendo a ser una mamá que tiene dos hijos, que está separada y tiene un novio. Es algo nuevo para mí, por lo que te mentiría si dijera que estoy pensando en algo concreto. Pero sí, en un futuro claro que me gustaría. Sueño con casarme y volver a ser madre”, confesó Peña sobre la posibilidad de tener un hijo con su nuevo amor y así darles un hermanito a Tomás (10) y Juan (5), fruto de su anterior matrimonio. De todas formas, Peña fue cauta: “La idea no es tener un hijo ya”.
Dueña de una mente profunda y discursos que denotan años de análisis, la actriz se conoce: sabe sus fortalezas y debilidades. “Venía un poco golpeada cuando lo conocí, pero tengo un espíritu bastante particular. Soy como esos boxeadores que están al borde del nocaut y resurgen. Estoy muy fortalecida”, reflexionó.
Lo cierto es que por el momento, Peña y Ponce de León no necesitan más nada: comparten su pasión por los viajes (ella prefiere leer mientras él bucea o nada en las cálidas aguas) y de a poco, paso a paso, construyen el vínculo. Y lo fortalecen día a día. “El otro día estábamos sentados mirando las estrellas en la playa, escuchando el sonido del mar y pensamos ‘no se puede pedir nada más’”.